Tal día como hoy del año 1707, hace 315 años, en el contexto de la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715); el ejército borbónico franco-castellano a las órdenes del brigadier José Antonio de Chaves Osorio reducía Xàtiva a cenizas. Felipe V, que lo había ordenado poco antes, lo justificaría diciendo: “La obstinada rebeldía que hasta el término de la desesperación resistieron la entrada de mis armas los vecinos de Xàtiva, para hacer irremisible el crimen de su perjura infidelidad desatendiendo la benignidad con que en repetidas ocasiones les flanqueé el perdón, he fallado mi justicia a mandar arruinarla para extinguir su memoria, como se ejecutó para castigo de su obstinación y escarmiento de los que intentasen seguir su mismo error”.

Xàtiva, en el momento del asalto y masacre borbónica era una ciudad de 12.000 habitantes; y era la segunda urbe demográfica y económica del reino de Valencia. Hasta entonces había sido ninguno de la Lloctinença de Xàtiva. Durante aquel episodio fue vaciada a la fuerza. Y poco después, las tropas de Chaves se entregarían al incendio de todas las edificaciones de la ciudad. Durante los días inmediatamente posteriores, los supervivientes ―que habían sido retenidos y amontonados en las afueras de la ciudad en condiciones infrahumanes― serían deportados masivamente en la región castellana de La Mancha. Según las fuentes documentales, muchos vecinos de Xàtiva deportados en La Mancha castellana, morirían a causa de los malos tratos que sufrieron durante el viaje.

Felipe V ordenó que sobre las cenizas de Xàtiva se edificara una nueva ciudad, que llevaría el nombre de Colonia Nueva de San Felipe, y que tenía que ser poblada con castellanos leales a la causa borbónica. Las dificultades causadas por el escenario bélico general y la posterior crisis post-conflicto aplazaron el proyecto; mientras los restos de la ciudad se hundían irremediablemente. Finalmente y después de unos años, los jativeses deportados fueron retornando gradual y clandestinamente y, muy discretamente, reedificaron la vieja Játiva. No obstante, el régimen borbónico mantendría el nombre de San Felipe hasta que en 1811, después de que Fernando VII hubiera vendido la corona española a Napoleón, se recuperaría el nombre histórico de Játiva.