Tal día como hoy del año 1712, hace 311 años, en Madrid y en el contexto de la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715), el rey Felipe V firmaba la renuncia a sus derechos a la corona francesa. Felipe de Borbón era el hijo mayor de Luis de Francia, primogénito del rey Luis XIV de Francia, llamado a la sucesión al trono de París y que en su condición de heredero era nombrado Gran Delfín de Francia. Y desde su nacimiento había ocupado el segundo lugar en la línea sucesoria en el trono francés. Pero desde que el año anterior había muerto el Gran Delfín (14 de abril de 1711), oficialmente a causa de una viruela y extraoficialmente a causa de unas venéreas, había pasado a ocupar el primer lugar.

Cuando se firmó aquella renuncia, el bando borbónico había conseguido inclinar a su favor el resultado del conflicto hispánico. Aragón y el País Valencià ya habían sido ocupados por los borbónicos, y al partido austriacista solo le quedaban Catalunya (parcialmente ocupada) y Mallorca. El hecho que había roto el equilibrio de fuerzas en el conflicto había sido la prematura e inesperada muerte del archiduque José I de Austria (17 de abril de 1711) y la elección de su hermano Carlos al trono de Viena. La posibilidad de que Carlos de Habsburgo reuniera los estados centroeuropeos y los peninsulares en un solo dominio y amenazara el equilibrio de poderes en Europa, provocaría el abandono de los integrantes de la alianza internacional austriacista y el principio del fin de las opciones del austríaco.

Por este mismo motivo, las potencias que formaban la alianza internacional austriacista (Inglaterra, Países Bajos, Portugal, Saboya) advirtieron a Felipe V que si no renunciaba a sus derechos al trono de París —es decir, a una hipotética reunión de las monarquías de Francia y de las Españas a la muerte de Luis XIV—, no seguirían negociando el fin del conflicto (los primeros contactos, que culminarían el año siguiente con la Paz de Utrecht, 1713, ya se habían producido), y no retirarían a sus tropas que se mantenían operativas sobre el territorio de Catalunya. Felipe V, contra su voluntad pero forzado por su abuelo y valedor Luis XIV de Francia, firmaría la renuncia a sus derechos al trono de Francia a cambio de que los aliados austriacistas abandonaran Catalunya a su suerte.

Esta renuncia le afectaba tanto a él como a todos sus futuros descendentes. Por lo tanto, la actual candidatura de los llamados legitimistas franceses para restaurar y reocupar el trono de una hipotética monarquía francesa, representada en la figura del español Luis Alfonso de Borbón, hijo de Alfonso de Borbón (primo del rey emérito Juan Carlos I) y nieto del dictador Franco, viola los pactos del tratado que firmó su antepasado el rey Felipe V de las Españas —por indicación del rey Luis XIV de Francia— y las potencias europeas del momento.