Tal día como hoy del año 1713, hace 310 años, en Madrid, Jean Orry, secretario de Estado de intendencia (equivalente a ministro de hacienda) de Felipe V (pero impuesto por Versalles); anunciaba la entrada en vigor de un nuevo mapa administrativo de los dominios peninsulares hispánicos. Aquel nuevo mapa ya no distinguía los diferentes grados de relación entre estos territorios y el poder central. Durante la vigencia del edificio político Habsburgo (1519-1700), Catalunya era una "provincia" que se organizaba como Estado semiindependiente con una relación bilateral propia con el poder central. Desde la época de Fernando el Católico, la relación entre Catalunya y la Monarquía Hispánica (recaudación y liquidación de tributos, participación en los ejércitos hispánicos, etc.) estaba previamente negociada y pactada entre los poderes catalán e hispánico.

Aquel nuevo mapa de Felipe V y de Orry reducía el Estado foral catalán a la categoría de provincia castellana. Las provincias castellanas habían quedado reducidas a simples distritos administrativos (sin ningún poder político ni capacitado de autogobierno) después de la derrota de la Revolución Comunera (principios del siglo XVI); y, desde entonces, estaban sometidas directamente al poder central. Cuando Orry anunció la entrada en vigor de aquel nuevo mapa; todavía se libraba la Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715). Barcelona estaba asediada desde el 25 de julio anterior. Pero todavía era una ciudad libre. Y amplias zonas del centro y del norte del país continuaban bajo control de los austriacistas. No obstante, aquel mapa era una clara declaración de intenciones de lo que pretendía —y que acabaría haciendo— el régimen borbónico en Catalunya.

También la histórica y tradicional división interna del Principat fue totalmente desnaturalizada y castellanizada. En aquel nuevo mapa, la división en veguerías —que fechaba de los siglos XI y XII—, era sustituida por los "corregimientos" castellanos que, en el nuevo dibujo, ni siquiera se fueron superpuestos en el mapa catalán. Aquel despropósito culminaría ciento veinte años más tarde (1833), durante la regencia María Cristina de Borbón (viuda de Fernando VII y madre de Isabel II), con el dibujo del actual mapa provincial, obra del ministro liberal Javier de Burgos. En el mapa de Burgos, como había pasado en el de Orry, se trazaron líneas divisorias que separaban comarcas históricas en dos o en tres provincias (Segarra, Penedès, Cerdanya)