Tal día como hoy del año 1640, hace 381 años, el Dietari de la Generalitat consignaba la recepción de una misiva oficial del rey hispánico Felipe IV convocando a Cortes a los estamentos de Catalunya. Aquellas cortes, que el rey —de conformidad con las Constituciones que regulaban la relación entre Catalunya y el poder central hispánico desde el siglo XV—; tenía que convocar al inicio de su reinado (1621); habían estado retrasadas a propósito durante diecinueve años, con el objetivo de tensar las relaciones entre Barcelona y Madrid, y erosionar el sistema foral catalán.

Durante aquellos diecinueve años de pacto no renovado, el ministro plenipotenciario Olivares había desviado el frente de guerra con la monarquía francesa al extremo oriental de los Pirineos, con el propósito de situar 40.000 Tercios de Castilla en Catalunya, que habían sido alojados en las casas particulares del Principat (1635). Aquel establecimiento militar, no autorizado por la Generalitat ni por los consejos municipales, había derivado en una brutal ola de crímenes contra la población civil catalana. La soldadesca hispánica se comportaba en Catalunya como lo habría hecho en un país extranjero invadido.

A principios de 1640, las clases dirigentes catalanas se habían puesto al frente de un movimiento de protesta que, progresivamente, adquiriría un elevado grado de violencia hasta culminar durante la festividad del Corpus de Sangre (7 de junio de 1640). A partir de aquella jornada, las clases dirigentes catalanas habían maniobrado para dejar en suspense la soberanía de Felipe IV. Mientras tanto el rey hispánico, reaccionaría declarando formalmente la guerra a Catalunya (1 de septiembre de 1640); de la misma forma y con el mismo procedimiento que la habría declarado a un país extranjero.

El 7 de septiembre de 1640, se reunían en Ceret los representantes de los gobiernos catalán y francés para negociar una alianza. Los movimientos catalanes provocaron que Felipe IV entrara en pánico; y, contra el criterio de los elementos más radicales de su gobierno (los que habían promovido y fomentado el clima de violencia en Catalunya); decidió recular. No obstante, aquellas cortes no se celebrarían nunca y el 17 de enero de 1641, en plena invasión militar hispánica del Principado, Pau Claris proclamaría la suspensión definitiva de la soberanía de Felipe IV, y el Principado se constituiría en una República independiente.