Tal día como hoy del año 1506, hace 517 años, en Burgos (Corona castellanoleonesa), Felipe Habsburgo, llamado popularmente Felipe el Hermoso, rey de Castilla y de León por su matrimonio con la reina Juana, llamada equivocadamente "la Loca", enfermaba repentina y gravemente. Felipe ya no se recuperaría de aquella misteriosa afección, que oficialmente se diagnosticó como una pulmonía, y acabaría muriendo cinco días más tarde (25 de septiembre de 1506), dejando el camino libre a su suegro, Fernando el Católico, para sentarse —de nuevo— en el trono de Toledo. En aquel momento, Felipe tenía 28 años.

A la muerte de Isabel la Católica (1504), las cortes castellanoleonesas habían coronado a Felipe y Juana. Las maniobras del viudo Fernando, que pretendía elevar su condición de rey consorte a la de rey titular por la desaparición de la reina, no habían tenido éxito, principalmente porque la nobleza castellanoleonesa no confiaba en él ni en su círculo inmediato de cortesanos catalanovalencianos. Tras la muerte de Isabel, había sido expulsado de Castilla con la cita que haría historia "Viejo catalanote, vuélvete a tu nación", y poco después, había renunciado a su ambición por falta de apoyos (1506).

Felipe enfermó repentinamente en Burgos, en la Casa del Cordón, propiedad de Bernardino Fernández de Velasco, condestable de Castilla, y de Juana de Aragón y Nicolás, hija ilegítima de Fernando el Católico. El rápido desenlace de esa enfermedad, con resultado de muerte, y las malas relaciones entre yerno (Felipe) y suegro (Fernando) —contrapuestas a las excelentes relaciones entre el rey católico y todos sus vástagos ilegítimos— alimentaron el rumor de un envenenamiento, que la investigación historiográfica no ha podido probar del todo, pero tampoco ha logrado descartar.

Tras la muerte de Felipe, el rey católico presionó para que las Cortes castellanoleonesas inhabilitaran y recluyeran a Juana y lo nombraran rey hasta la mayoría de edad de Carlos de Gante, primogénito del difunto. Carlos se criaba en los Países Bajos, en la corte de su abuelo paterno, Maximiliano Habsburgo, archiduque de Austria, emperador del Sacro Imperio y duque consorte de Borgoña y Flandes. Maximiliano no aceptó nunca la versión de los médicos castellanos, y no permitió que su nieto Carlos viajara a la península Ibérica hasta después de la muerte de Fernando el Católico (1516).