Tal día como hoy del año 1933, hace 85 años, se oficiaba el entierro de Francesc Macià i Llussà, 122º president de la Generalitat, que había muerto, inesperadamente, el día 25 de diciembre. La dimensión mítica que había alcanzado la figura del president Macià convirtió aquel entierro en la manifestación de duelo más multitudinaria de la historia de Catalunya. Los días inmediatamente posteriores las principales portadas de prensa del mundo publicaron la noticia del entierro del president Macià, y todas sin excepción destacaron la multitud que en señal de luto se había congregado en el recorrido de la comitiva fúnebre. Según estos medios de prensa, fueron más de un millón de personas, lo que significaba que casi un tercio de la población del país quiso dar personalmente el último adiós al mítico president.

Poco después, en los estudios de Ràdio Barcelona, el que había sido su secretario personal, Joan Alavedra, declaró: "En su habitación, resistía a la muerte. Luchaba. No quería morir. ¡Quedaba tanto trabajo...! No quería morir. Ni lo creía. Eso llegó más tarde. Pero en cuanto lo comprendió, aceptó la muerte. Con naturalidad, con coraje, como todos los actos de su vida. Macià era un hombre de gran vuelo. Un catalán de mucha ambición por su patria. Un hombre de aquellos que coge un país, lo despierta de un grito y lo pone en marcha". Alavedra también declaró que el obispo de Barcelona, el monárquico y conservador Irurita, se negó a que el difunto pudiera tener un entierro religioso. Fue después de la enérgica intervención del arzobispo de Tarragona, el cardenal Vidal i Barraquer, que Irurita se vio obligado a atender los deseos de la familia Macià.

Imagen: El entierro del president Macià / Espai Macià