Tal día como hoy del año 1823, hace 201 años, el grueso del ejército llamado "los Cien Mil Hijos de San Luis, formado por 60.000 soldados del régimen absolutista francés de Luis XVIII, 30.000 voluntarios de ideología reaccionaria originarios de varios lugares del reino español; y unos 10.000 mercenarios procedentes, principalmente, de Suiza y de los principados alemanes, saltaban la frontera hispanofrancesa de Irún (Gipuzkoa) y penetraban en el interior de España. Según la historiografía nacionalista española, aquel ejército había sido formado por potencias extranjeras hostiles, con el objetivo de derrocar el régimen liberal español (1820-1823) y desestabilizar España; y su plan de acción solo era conocido por el rey Fernando VII, que habría dado el visto bueno.

Aquel primer cuerpo del ejército invasor no encontró ningún tipo de resistencia por la defección de los generales responsables de la defensa del norte y centro españoles. En cambio, una semana más tarde (14 de abril de 1823) el segundo cuerpo del ejército invasor penetraba por Catalunya y, a diferencia de lo que había pasado en el norte y centro peninsulares, se producirían posicionamientos diversos. Mientras el general Espoz y Mina presentaba una durísima resistencia, el general Milans del Bosch (antepasado del golpista del 23-F) colaboraba activamente con los invasores. Pasado medio año (1 de octubre de 1823), los invasores ya habían ocupado la totalidad del reino español y Fernando VII, que había simulado que se refugiaba en Cádiz, cesaba el último gobierno del Trienio Liberal (1820-1823).

Mientras que la entrada del ejército imperial francés (1808) —producto de un pacto diplomático entre las cancillerías de París y de Madrid—; y la coronación de José I (1808) —fruto de la venta de la corona española a Napoleón; ha sido presentada como una invasión urdida desde la traición; y la subversión contra el legítimo régimen de José I (1808-1814) ha sido elevada, falsamente, a la categoría de guerra de la independencia; la invasión absolutista y el derrocamiento del gobierno liberal (con la deshonrosa colaboración del mismo rey y de buena parte de la clase militar, de las jerarquías eclesiásticas y de las oligarquías aristocráticas españolas) es atribuida, exclusiva y personalmente, a la figura del rey Fernando VII.