Tal día como hoy del año 1938, hace 84 años, empezaba la Batalla del Ebro, que sería la más larga y la más mortífera de la Guerra Civil española. La Batalla del Ebro se libró en un frente de guerra de más de 100 kilómetros, entre Mequinenza (en el norte) y Amposta (en el sur). En aquella batalla, los bandos en conflicto concentraron a unos 175.000 hombres (85.000 del ejército de la República y 90.000 de las tropas rebeldes franquistas); y se prolongó por espacio de 114 días, hasta el 16 de noviembre de 1938, dejando un saldo final de 15.000 a 25.000 muertos y más de 50.000 heridos. También en el transcurso de aquella batalla, los dos bandos hicieron 25.000 prisioneros, muchos de los cuales morirían a causa de las malas condiciones del cautiverio.

Pocos meses antes, el bando rebelde franquista había alcanzado la línea de la costa mediterránea desde Teruel, y había fraccionado en dos partes el territorio de la República. Al sur, el tercio central y meridional del País Valencià, Murcia, La Mancha, Madrid y Andalucía oriental; y en el norte, totalmente aislada del resto del territorio republicano, Catalunya. En aquel momento, la Junta de Burgos (el gobierno rebelde) había decidido priorizar la ocupación de Catalunya para cerrar la frontera hispanofrancesa (Catalunya era el único territorio de la República que, todavía, se comunicaba territorialmente con Europa, y era el pasillo por donde entraban armas y alimentos); y destruir toda la industria armamentista y todas las infraestructuras bélicas creadas por la Generalitat republicana.

Los dos bandos en conflicto fiaron el desenlace de la guerra a aquella batalla. Allí se produjeron las decisiones más vergonzosas del gobierno republicano, en aquel momento presidido por el socialista Juan Negrín. El gobierno republicano ordenó el reclutamiento de todos los chicos catalanes nacidos en 1920 y 1921; muchos de los cuales no habían cumplido los 18 años. Por este motivo la exministra anarquista Federica Montseny —que se opuso a aquel reclutamiento— los denominó "Leva del Biberón". Negrín dijo a la opinión pública que aquellos chicos solo realizarían tareas auxiliares; pero cuando llegaron al frente, recibieron una instrucción de una semana con palos y piedras y fueron destinados a primera línea de fuego y masacrados por los soldados magrebíes de Franco.