Tal día como hoy del año 1766, hace 257 años, en el contexto de una fuerte crisis económica general, el pueblo de Elx se rebelaba contra los monopolios señoriales que retenía la casa nobiliaria castellana de los duques de Arcos. Esta casa había recibido el título de marqueses de Elx de manos de Carlos de Gante (1520), por su papel en las Germanías (1519-1523) a favor de la corona y en contra de los revolucionarios valencianos. Y los monopolios, otorgados por Felipe V después de la ocupación borbónica del País Valencià, la destrucción del estado foral valenciano y la privatización de los grandes bienes comunales (1707) consistían en la propiedad y la prohibición de competencia de la panadería, de la carnicería, de la pescadería, de las legumbres y de los saladares.

El 13 de abril de 1766, dos mil quinientas personas procedentes de los arrabales de Elx (la inmensa mayoría de los sectores más humildes de la población local) asaltaron la Casa Consistorial y obligaron al alcalde mayor (un personaje impuesto a dedo por el duque de Arcos) a derogar todos los monopolios. A partir de aquel momento, el pueblo de Elx podría panificar en el horno que quisiera sin pagar el impuesto señorial; podría comprar y vender libremente los artículos alimentarios (carne, pescado, legumbres) sin pasar por la tienda señorial y pagar las tasas obligadas; y podrían recoger libremente una cantidad de sal por persona y año, como habían hecho siempre hasta la ocupación borbónica y la privatización de las salinas.

Pasados los días, la facción más radical pasó a liderar el movimiento y la burguesía local, que inicialmente había dado apoyo al movimiento, se asustó y pactó secretamente con el capitán general Aranda (que más tarde sería primer ministro de la corona) el fin de la revolución a cambio de importantes concesiones a sus intereses de clase. El 28 de abril las tropas de Aranda entraban en Elx, detenían a docenas de personas y liquidaban el movimiento revolucionario. Un año más tarde, el juez especial Felipe Musoles condenaba a los jornaleros como responsables de aquella revolución. Y los burgueses locales conseguían la desaparición de los monopolios señoriales y pasaban a asumir el control sobre la producción de alimentos de la comarca.