Tal día como hoy del año 1939, hace 82 años, Ramon Serrano-Súñer, ministro de Gobernación del primer gobierno franquista y cuñado del dictador Franco, y Gian Galeazzo Ciano, ministro de Asuntos Exteriores del régimen fascista italiano y yerno del dictador Mussolini, iniciaban una visita oficial y conjunta en Tarragona que tenía el propósito oficial de restituir la estatua del emperador romano Augusto, arrancada de su pedestal durante la Guerra Civil española (1936-1939). La realidad sería que Serrano-Súñer y Ciano mantendrían una serie de conversaciones privadas para valorar el grado de participación de España y de Italia en el conflicto mundial que se estaba gestando: la II Guerra Mundial se iniciaría, tan solo, un mes y medio después de aquel encuentro.

Según la prensa de la época (La Vanguardia Española, edición del 12/07/1939), Serrano-Súñer y Ciano viajaron juntos desde Barcelona en un coche oficial, y en Tarragona presidieron una comida con docenas de invitados (cabecillas locales, provinciales y regionales del régimen franquista) y el equipo diplomático italiano en Madrid y en Barcelona. El gasto de aquellos faustos (el atavío de las calles de Tarragona con banderas y símbolos del régimen, la movilización de cuerpos y fuerzas de seguridad, la ceremonia de recolocación de la estatua, y la opípara comida para docenas de invitados), contrastaba con la imagen de miseria y de ruina que cubría la ciudad. Durante el conflicto civil español, Tarragona había sufrido 144 bombardeos y había perdido total o parcialmente el 50% de su parque inmobiliario.

Según la investigación historiográfica, los actores de aquella reunión tenían posiciones contrapuestas: Serrano-Súñer era un convencido filonazi partidario de la integración de España en el eje que pretendía articular Alemania; mientras que Ciano, desconfiaba de los nazis y era muy reticente a la integración de Italia en aquella alianza bélica totalitaria. Según algunas investigaciones, en Tarragona, Serrano-Súñer habría aprovechado el encuentro para convencer a Ciano. Todo indica que el llamado "cuñadísimo" inicialmente no tuvo éxito. Sin embargo, en cambio, un año más tarde (junio de 1940), Ciano, sin ocultar cierta incomodidad, acabaría dando apoyo a la integración de Italia en el llamado "Eje del Mal" (la alianza de los regímenes nazi alemán, fascista italiano e imperial japonés).