Tal día como hoy, hace 146 años, nació en Castellterçol (Moianès) Enric Prat de la Riba i Sarrà (1870-1917), figura primordial de la cultura y de la política catalanas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Muy pronto destacó, y con sólo 21 años fue uno de los redactores –como secretario de la asamblea– de las Bases de Manresa (1892); el primer redactado contemporáneo de una Constitución de Catalunya. Este texto, entre otras cosas, se establecía que el catalán sería la única lengua oficial de Catalunya. Y establecía, también, la obligación de tener plena competencia en lengua catalana para ejercer la función pública.

En el campo cultural destacó en su faceta periodística. Con 29 años ya era director de La Veu de Catalunya, un influyente semanario en la órbita ideológica de la Liga Regionalista, que transformó en diario y lo convirtió en el rotativo más leído de Catalunya. En 1906 publicaba el ensayo La nacionalitat catalana que se convertiría en un referente político e ideológico del catalanismo. Y poco después –en 1907– fundaba el Institut d'Estudis Catalans, la academia catalana de las ciencias y de las humanidades; creada con el objetivo de promover la investigación y la difusión de todas las disciplinas del conocimiento en todos los elementos de la cultura catalana.

En el campo político, su actuación más destacada fue la creación de la Mancomunitat de Catalunya (1914), el organismo preautonómico que anticipaba la República catalana de 1931. La Mancomunitat se articuló con la reunión de las cuatro diputaciones provinciales. Durante su existencia (1914-1925) llevó a cabo una gran tarea de creación de caminos, puertos, ferrocarriles, hospitales, escuelas y bibliotecas. E introdujo –y potenció– las enseñanzas tecnológicas –las Escoles del Treball– que demandaba la industria catalana. Fue liquidada por la dictadura de Primo de Rivera. Pero su relevo lo recogería la Generalitat republicana de 1931.