Tal día como hoy, hace 697 años, nació en Balaguer (la Noguera) Pedro III el Ceremonioso. Pere Terç, que era como él firmaba, creció en la cresta de la plenitud económica, política y militar de la corona catalano-aragonesa. Y gobernó en el inicio de la etapa histórica de crisis largas y continuadas que desembocarían en la decadencia de los siglos posteriores. Las crisis económicas, sociales y alimenticias; las sublevaciones armadas de las oligarquías aragonesa y valenciana, y las guerras contra Castilla -que pretendía obtener un provecho de la crisis catalana- marcaron su reinado.

También durante su reinado se alcanzó la máxima expansión en el Mediterráneo. Sicilia y Malta se mantenían en la órbita política catalana. La posesión de Cerdeña estaba consolidada. Y se conseguía la plena dominación de Atenas y Neopatria (la actual Grecia continental). Es la época de los Almogávares, de la de "ningún pez se osa alzar sobre el mar si no lleva una señal del rey de Aragón en la cola". También fue un rey constructor. Hizo alzar nuevas murallas en las principales ciudades de sus Estados, para acoger -y rodear, detalle importante- los arrabales urbanos que habían surgido y prosperado en extramuros.

Pero el fenómeno más destacado de su reinado -a nivel social y económico- fueron los efectos de la Peste Negra, que asoló Europa en su punta demográfica. El crecimiento de recursos alimenticios no había acompañado el fuerte incremento poblacional. Y se imponía una dura selección natural arbitrada por las enfermedades. Cuando la Peste Negra llegó a Catalunya (1348) mató a la cuarta parte de la población. Pero el país ya sufría episodios cíclicos de hambre. 1333, "el mal año primero", fue el punto de inicio de una larga crisis de dos siglos. Que anunciaba el final de la etapa de plenitud.