Tal día como hoy del año 306, hace 1715 años, al paraje de Brufaganya (Pontils, Conca de Barberà) y según la tradición, un pelotón de legionarios romanos asesinaba al ermitaño Magín de Tarragona. Posteriormente, durante la Edad Media, sería canonizado por la Iglesia Católica y elevado a la categoría de copatrón de la ciudad de Tarragona. La festividad de Sant Magí, que conmemora su martirio en manos de los funcionarios del estado romano, se celebra también en Cervera y en Igualada. Desde la época medieval, coincidiendo con esta fecha, estas tres ciudades transportan -con carros y mulas- agua del manantial de Brufaganya, que se bendice y se reparte entre los vecinos.

Según la tradición, Magín era un diácono que difundía el evangelio entre los vecinos de la ciudad romana de Tarraco, entonces -con más de 30.000 habitantes- una de las grandes concentraciones urbanas de la península. En aquella época, la religión cristiana era una confesión clandestina perseguida por el estado romano. Pero a partir del año 303, con la promulgación de los Edictos de Diocleciano y de Maximiano, se intensificó la persecución contra las comunidades cristianas. En las zonas rurales el cristianismo todavía no había arraigado, pero en las ciudades aquellas comunidades eran relativamente numerosas y estaban bien articuladas; y fueron las principales víctimas de aquella oleada represora.

También según la tradición, Magín era una de las personas más buscadas por las autoridades romanas de Tarraco. Y su comunidad lo evacuó discretamente de la ciudad y lo ocultó en un refugio natural cerca de las fuentes del río Gaià (a setenta kilómetros al norte de Tarragona). A pesar de la soledad de aquel paraje fue localizado por los represores. La tradición no explica si fue por el celo que demostraron sus perseguidores o a causa de una delación. Pero lo que sí que explica e sque fue torturado hasta la muerte. Durante aquella oleada represora, también fueron torturados y asesinados Eulàlia -en Barcelona- y Vicente de Huesca -en Valencia-; que, posteriormente, serían proclamados patrones de sus respectivas ciudades.