Tal día como hoy del año 1845, hace 176 años, en Turín (entonces reino de Cerdeña-Piamonte) nacía Amadeo de Saboya, segundo hijo del rey Víctor Manuel II -el unificador de Italia- y de María Teresa de Austria-Toscana -tataranieta del archiduque independiente de Austria Carlos de Habsburgo, candidato de los catalanes en el conflicto sucesorio hispánico (1701-1705). Amadeo de Saboya ocupaba el segundo lugar en la línea sucesoria en el trono sardo-piemontés, primero; e italiano, después. No obstante, Amadeo pasaría a la posteridad como rey de España (1870-1873).

El año 1868, el general Joan Prim i Prats (Reus, 1814 – Madrid, 1870) -en aquel momento el militar más prestigioso de España y el líder político del Partido Progresista- comandó la llamada Revolución Gloriosa, que culminaría con el destronamiento y destierro de la reina Isabel II, acusada de corrupción, nepotismo y varios escándalos familiares y políticos. En aquel momento, también, el general Prim proclamaría que "los Borbones eran el impedimento mayor para la democratización y la modernización de España".

Destronada Isabel II, Prim propuso a las Cortes españolas una terna de candidatos para ocupar el trono de Madrid. Pero él siempre defendió la candidatura de Amadeo. En este punto proclamaría que "los Saboya, a diferencia de los Borbones, eran una estirpe real moderna, culta y civilizada". El 30 de diciembre de 1870, las Cortes españolas votaban favorablemente la propuesta de coronar Amadeo, que sería el primer monarca de la historia española que proclamaría, exclusivamente, rey de España. Aquel mismo día, Prim sería víctima de un atentado.

Amadeo I de España, llegó a Madrid dos días después de aquel atentado que le acabaría costando la vida a su principal valedor. Sin la figura del general Prim, y con la amenaza golpista permanente de los sectores borbónicos del ejército y del poder económico españoles, no sería capaz de llevar a la práctica sus políticas reformistas; y, finalmente, harto de la clase política española acabaría renunciando a la corona. Durante su estancia en Madrid, su esposa María Victoria contraería la tuberculosis y acabaría muriendo poco después de la renuncia a los 29 años de edad.