Moría en Barcelona Bonaventura Carles Aribau i Farriols, que fue uno de los iniciadores del movimiento cultural, social y político de la Renaixença catalana. Hace 154 años. Nacido en Barcelona el año 1798, en una familia de la burguesía mercantil, conoció -y vivió- de primera mano los acontecimientos revolucionarios del siglo XIX que transformaron la fisonomía de Europa y del mundo. El pensamiento ilustrado -la teoría- dejaba paso, definitivamente, a la acción revolucionaria -la práctica. Y fue un entusiasta difusor de ello. A la manera catalana.

Los catalanes tenemos una manera muy particular de fabricar revoluciones. Lo hemos hecho -y lo hacemos- en una curiosa mezcla de matices propios -el peso de nuestra historia- y adquiridos -la vocación europeísta. La Renaixença catalana fue la adaptación de la moda revolucionaria europea -el romanticismo- a la realidad de una Catalunya culturalmente castellanizada. El catalán era la lengua de la calle. La única. La de los campesinos y la de los obreros. Pero las élites cultivaban la ciencia, el derecho o la literatura únicamente en castellano. El pretendido punto de distinción que diferenciaba al pueblo de las élites.

La Renaixença es el punto de inicio de la recuperación cultural de Catalunya. A partir de 1830. Hacía más de cien años que la lengua catalana estaba proscrita. Desde 1717, con la Nueva Planta, el precio de la derrota en la guerra contra el Borbón. Contra la idea borbónica de España. La Renaixença es el "click" que cambia el destino de la cultura catalana. Y de la idea de nación. "Oda a la Pàtria" (1832), el poema más conocido de Aribau, es un canto de exaltación a la cultura y a la nación catalanas. El Km. 0 de la conciencia nacional catalana contemporánea.