Tal día como hoy del año 1899, hace 120 años, llegaba al puerto de Barcelona el Chateau Laffitte, un barco-hospital de pabellón francés procedente de Cienfuegos (Cuba) que transportaba a 1.264 pasajeros, de los cuales 1.188 eran suboficiales y soldados de leva del ejército español —la inmensa mayoría catalanes— que habían combatido en la Guerra de Cuba (1895-1898). La pobreza española en recursos navales, en parte provocada por el papel secundario que tradicionalmente los gobiernos habían asignado a la marina y en parte causada por los estragos que la armada había sufrido a manos de la flota de guerra norteamericana en aquel conflicto, había obligado al gabinete que presidía el liberal Práxedes Mateo Sagasta a recurrir al alquiler de naves de pabellón no español para gestionar la repatriación de todo el personal superviviente de aquel conflicto.

La prensa de la época describe el Chateau Laffitte como un auténtico "barco de la muerte": "Los sollados eran inmundos depósitos de escuálidos muchachos... y cuenta que la muerte misma les ha ido haciendo sitio por el camino. Cincuenta y tres cadáveres fueron arrojados al agua". Se especulaba con los alimentos básicos: "Detalle, que confirmaron todos los repatriados enfermos, relativos a los precios que imperaban en la enfermería: un vaso de agua sucia, una peseta, y pocos días antes de tocar en Santa Cruz de Tenerife, dos pesetas; seis higos, tres reales, un pan, seis y una botellita de leche, cinco pesetas". El año 1899 el salario base diario estaba situado en torno a las 3 pesetas; por lo tanto, en el Chateau Laffite, consumir un trozo de pan, seis higos, un vaso de agua sucia y uno de leche costaba el equivalente aproximado actual a 100 euros.

Según la misma prensa, aquella situación no era excepcional. Si bien era no era el primer "barco de la muerte" que atracaba en el puerto de Barcelona, la llegada del Chateau Laffitte sí provocó una oleada de indignación: "Las que traen los vapores extranjeros, á lo menos la que han llegado a este puerto, todas, absolutamente todas vienen quejosas de la manera como se trata á los enfermos, precisamente á los que más cuidados requieren. No parece sino que creen que los que entran en la enfermería no han de llegar á tierra para contarlo". El gobierno español pretendía pasar de puntillas sobre la cuestión. Desde que el 26 de septiembre de 1898 (cuatro meses antes) habían llegado los primeros soldados de leva supervivientes a Barcelona, todos los repatriados de aquel conflicto habían sido ignorados y despreciados por el gobierno español.

Imagen: Dibujo de repatriados procedentes de la guerra de Cuba / Museu Nacional d'Art de Catalunya