Tal día como hoy del año 1481, hace 544 años, en Lisboa, los estamentos de poder portugueses coronaban a Juan de Avis, que reinaría como Juan II. El nuevo rey era hijo del rey Alfonso V de Portugal (fallecido el 28 de agosto de 1481), pero no sería coronado hasta pasados unos meses debido a los acontecimientos internacionales del momento (la corona portuguesa había estado implicada en la guerra civil castellana a favor del partido de Juana, mal llamada la Beltraneja, en conflicto con el bando de la reina Isabel la Católica. No obstante, ejercería como rey desde el mismo momento de la muerte de su padre, y la coronación no sería más que la confirmación de su condición. 

Juan, como heredero al trono, y como uno de los jefes militares del ejército portugués, había participado en diversas batallas del conflicto civil castellano. La más importante y que estuvo a punto de cambiar el curso de la guerra, sería la llamada Batalla de Toro (1476), que había obligado a Fernando el Católico (que ya era el esposo de la reina Isabel de Castilla, pero aún no se sentaba en el trono de Barcelona), a retirarse derrotado y humillado. Después de aquella batalla, la Corona castellano-leonesa tendría que reintegrar todas las plazas fronterizas portuguesas que había ocupado y retornar a la “raya” (nombre tradicional de la línea divisoria) anterior al conflicto. 

También en el mar fue la “bestia negra” de Fernando el Católico. Había derrotado y capturado un estol de treinta naves castellano-leonesas, comandado por el catalán Joanot Boscà, que pretendía usurpar a los portugueses la colonia de Mina de Oro, en el golfo de Guinea, considerada la principal factoría de esclavos de la época. Aquella derrota (1478) no solo impediría a Fernando culminar su objetivo, sino que precipitaría un tratado de paz, llamado de Alcazovas (1479) que confirmaría la proyección de dominio de los portugueses sobre la costa atlántica africana, y apartaría para siempre a los castellano-leoneses, y posteriormente a los hispanos, de este cuadrante.