Tal día como hoy del año 1493, hace 531 años, en el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra (situado en el término de Badalona), Cristóbal Colón y los reyes Fernando II de Catalunya y de Aragón y la reina Isabel I de Castilla y de León se reencontraban después del primer viaje del navegante al nuevo continente que, más adelante, sería denominado América. La expedición de Colón había salido del puerto de Palos, en la Baja Andalucía atlántica, el 3 de agosto de 1492, y después de tocar tierra en Turks y Caicos, en Cuba y en la Española, había iniciado el retorno el 16 de enero de 1493, para llegar a la Península —en el puerto de Lisboa— el 4 de marzo de 1493. Poco después, la documentación de la época revela que estaba en Córdoba para encontrarse con su segunda mujer, Beatriz Enríquez, y sus hijos.

Colón se dirigió a Barcelona (una de las cuatro sedes de la itinerante corte hispánica de la época) para informar a los Reyes Católicos del éxito de su empresa. Pero Fernando e Isabel —y sus hijos Juan, Juana, María y Catalina (Isabel había sido casada con Alfonso de Portugal)— se habían refugiado en el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra. Unos meses antes (el 7 de diciembre de 1492) mientras estaban en Barcelona, un campesino llamado Joan de Canyamars, decepcionado por el resultado del arbitraje real en el conflicto entre remensas agrarios y latifundistas nobiliarios, había intentado asesinar al rey Fernando, clavándole un enorme puñal en el hombro mientras bajaba por las escaleras del Palacio Real. Los reyes estaban en Sant Jeroni de la Murtra mientras el rey se curaba de sus heridas.

En aquel reencuentro se pactó el segundo viaje, que ya no tendría un carácter exploratorio (como el primero), sino que sería una empresa colonizadora. Se pactó que saldrían hacia la Española, un convoy de un mínimo de diecisiete naves, que transportarían hombres, mujeres, niños y animales, para fundar una ciudad que tenía que ser un punto de producción económica y de irradiación cultural y religiosa. En aquel reencuentro se decidiría que el primer obispo del nuevo mundo sería el leridano Bernat Boïl; que el primer farmacéutico sería el también leridano Ramon Pané; que el primer "policía" sería el ampurdanés Pere Bertran Margarit; que el primer "alcalde" sería el tarraconense Miquel de Ballester y que el primer tesorero sería el valenciano Antoni de Torres.