Tal día como hoy del año 1706, hace 314 años, en el contexto de la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715), Ramon de Vilana-Perles, secretario de la cancillería Habsburgo (establecida en Barcelona desde que el 7 de noviembre del 1705 Carlos había jurado las Constituciones de Catalunya), enviaba una misiva oficial a la Generalitat presentando al nuevo lugarteniente y capitán general de Catalunya. Según el Dietario de la Generalitat, la cancillería Habsburgo había nombrado a León de Ullfeld, que sería el primero y el único lugarteniente de Carlos en Catalunya (1706-1713).

Aquella misiva, fechada en Zaragoza el 24 de julio anterior —y que Carlos de Habsburgo firmó como "Yo el Rey"—, fue redactada en pleno avance militar de las tropas austriacistas hacia el centro de la Península, y en ella se decía que: "Haviendo tenido por bien nombrar, para los cargos de mí lugarteniente y capitán general en esse Principado, al egregio don León de Ullfeld, conde de Ullfeld, caballero del orden de San Tiago de la espada, mariscal de campo, general y capitán de mí real guardia, os lo repito para que en conformidad de lo acordado en el capítulo onse de estas últimas Cortes (...)".

Pero aquella carta provocaría el primer conflicto institucional entre la Generalitat y la cancillería austriacista. Carlos de Habsburgo reclamaba que: "deis y paguéis a dicho Ullfeld cada un anyo, durante el referido empleo, doze mil y seiscientas libras barcelonesas por mesades (el equivalente a quince millones de euros anuales), en la conformidad han acostumbrado, del producto de los derechos de General y guerra, sus antecesoras los salarios de los referidos cargos. Las quales deben contarse del día de su jura en adelante, que assí probade de mi determinada voluntad".

La Generalitat se negó a pagar el salario del lugarteniente, argumentando las condiciones económicas negociadas y confirmadas en el capítulo 11 de aquellas cortes, que decían que el gobierno de Catalunya entregaría 273.500 libras barcelonesas anuales (el equivalente actual a unos 300 millones de euros) en concepto de contribución al sostén del ejército imperial (la contribución más elevada desde que el Principado formaba parte del edificio político hispánico). La Generalitat le respondió a Carlos de Habsburgo que, mientras estuviera vigente el acuerdo, al virrey tendría que pagarle él.