Tal día como hoy del año 801, hace 1221 años, Luis el Piadoso, hijo y heredero de Carlomagno y en aquel momento máxima autoridad política y militar de la carolingia desplazada a la vertiente suroriental de los Pirineos, nombraba Berà nuevo conde de Barcelona. El nombramiento de Berà venía precedido de la incorporación de la ciudad y territorio de Barxiluna (el nombre árabe de Barcelona) al Imperio carolingio, que se había producido nueve meses antes (3 de abril de 801) después de una rocambolesca operación de alianzas y traiciones: las élites indígenas de la ciudad habían negociado con los francos en hombros de la pequeña guarnición árabe, que había sido reducida y exterminada en el transcurso de aquel episodio bélico. De esta manera, Berà se convertía en el primer conde carolingio de Barcelona.

Berà era un personaje de la nueva élite que llegaba al territorio con la conquista franca. Por un lado, era descendente del gran éxodo originario de la Tarraconense y de la Narbonense en el reino de los francos, que se había producido durante la invasión árabe del cuadrante nororiental peninsular (717-724). Y, por otrro lado, era descendente de la nobleza funcionarial franca establecida en el sur del reino (condados de Tolosa, Roerga, Auvernia, Gavaldà y Perigord). El contacto de estas dos comunidades había estimulado un mestizaje que sería la base poblacional y cultural de la empresa de conquista y reocupación carolingias del Marquesado de Gotia carolingio (el arco mediterráneo entre la desembocadura del Roine, en el norte; y del Llobregat, en el sur).

Berà fue la autoridad delegada del Imperio franco en Barcelona hasta el 820. Durante esta época ejerció los cargos que ya poseía con anterioridad (conde carolingio de los distritos de Rasés y de Conflent) y los que asumió con posterioridad (conde carolingio de los distritos de Girona y de Besalú; y marqués de Gotia, la región que agrupaba todos los condados del extremo meridional del Imperio carolingio). Berà fue desposeído de sus cargos en el contexto del conflicto que enfrentaba a los "condes del exilio" con los "condes de fortuna" (caballeros de poderosas familias de la corte imperial que habían aceptado cargos en la frontera meridional para crearse una carrera y un patrimonio propios). Berà fue desterrado y confinado en Rouen (valle del Sena), donde murió el 844.