Tal día como hoy del año 1936, hace 87 años, en Madrid, y en el contexto de los primeros días de la Guerra Civil española (1936-1939), moría Buenaventura Durruti Dumange, líder del sindicato anarquista CNT-FAI (Confederación Nacional del Trabajo-Federación Anarquista Ibérica), de los milicianos anarquistas barceloneses, que —con otras fuerzas leales a la República— habían combatido y derrotado el golpe de estado militar del 19 de julio en la capital de Catalunya, y de las columnas de milicianos catalanes —también anarquistas— que se habían desplazado al frente de guerra situado en torno a la capital de España.

Durruti (León, 1896) murió de una forma muy alejada de la épica revolucionaria que predicaba. Según la versión de la CNT-FAI, murió de un tiro que se disparó accidentalmente de su subfusil (un "naranjero", en la jerga revolucionaria) mientras bajaba del coche. El sindicato anarquista reforzó esta hipótesis con la información de que Durruti —dispuesto al combate en cualquier momento y en cualquier circunstancia— nunca llevaba activado el mecanismo de seguridad del arma, y que esta se podía disparar con un simple culatazo contra el suelo o contra la puerta del coche.

Pero desde el primer momento, la versión de la CNT-FAI fue controvertida. Los primeros que la pusieron en cuestión fueron el chófer de Durruti, Climent Cuyàs; el también dirigente anarquista Joan Garcia Oliver, que estaba cerca del lugar del deceso; o Jaume Miravitlles, que más tarde sería asesor del president Companys en materia de seguridad ciudadana. Según estas personas, la versión del accidente era inverosímil, ya que Durruti nunca llevaba un "naranjero", sino un revólver. También el historiador Abel Paz, biógrafo de Durruti, sostiene que la versión del accidente no es creíble.

Durante los días posteriores, el periodista, historiador y diputado Antoni Rovira i Virgili (que sería president del Parlament en el exilio), afirmaría que Durruti fue asesinado por los propios milicianos anarquistas cuando intentaba contener una desbandada. También corrió la información —no contrastada— de que podría haber sido asesinado por agentes estalinistas prosoviéticos interesados en eliminar a los anarquistas del movimiento revolucionario. E, incluso, se dijo que podría haber sido asesinado por encargo de los familiares de las víctimas asesinadas por las Patrullas de Control en la retaguardia republicana.