Tal día como hoy del año 1460, hace 562 años, en la plaza del Mercat de València, las autoridades civiles de la ciudad ordenaban la ejecución de Margarida Borràs, que, previamente, había sido detenida, torturada y condenada a morir en la horca por su condición transexual. En el proceso contra Margarida, las autoridades valencianas de la época dictaron la máxima sentencia que contemplaba la ley, que era la misma que se aplicaba a un o una parricida (homicidio voluntario de un pariente directo); a un o una uxoricida (homicidio voluntario del o de la consorte); o a un sodomita (persona que practicaba el sexo anal y que se asociaba a personas homosexuales).

Margarita Borràs, nacida Miquel, era una persona dotada de una extraordinaria intelectualidad, que se había criado en el ambiente culto de una familia de notarios procedentes de Mallorca y establecidos en València. Según la investigación historiográfica actual —del profesor Vicent Escartí—, Margarida se relacionaba con personas de los cenáculos intelectuales más relevantes de la València de su época, que en aquel momento ya era una de las grandes ciudades del continente. No obstante, su posición no le evitó ni las brutales torturas, ni la ejecución y se convirtió en la primera persona documentada que fue ejecutada en València por su condición sexual.

En el momento en que se produjo la ejecución de Margarida Borràs, València ya era la capital comercial, científica y académica de la Corona catalanoaragonesa. Con cerca de 100.000 habitantes, superaba ampliamente Nápoles (60.000), Barcelona y Palermo (40.000), y Palma y Zaragoza (20.000). Pero las ejecuciones contra personas que eran consideradas una amenaza para la sociedad eran una constante. En València, durante la segunda mitad del siglo XV, coincidiendo con la época del asesinato de Margarida, fueron detenidos y ejecutados varios médicos que tenían grupos de ladrones de cadáveres a sueldo y que practicaban investigaciones médicas con cuerpos robados de difuntos.