Tal día como hoy del año 1641, hace 382 años, en el contexto de la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59), se libraba la batalla de Montjuïc, que enfrentó las armas aliadas catalanofrancesas, comandadas por Francesc de Tamarit y por Philippe de La Mothe-Houdancourt, y las tropas de la monarquía hispánica, dirigidas por Pedro Fajardo, marqués de Los Vélez. En aquella batalla, los catalanofranceses derrotaron y humillaron a los hispánicos, y consiguieron cambiar el curso de la guerra (hasta entonces favorable a los intereses de Madrid).

Los hispánicos habían llegado a la capital catalana después de una brutal campaña de ocupación que se había iniciado al sur del país (noviembre, 1640) y que había sembrado de muerte y desolación el camino entre Tortosa y Barcelona. Los Vélez había ordenado masacrar la población civil de Tortosa, Xerta, Tivenys, Aldover, L'Hospitalet de l'Infant y Cambrils, para crear un escenario de terror que tenía que distanciar a la sociedad catalana y su clase dirigente. Solo en Cambrils, los hispánicos asesinaron 700 de los 1.000 habitantes que tenía la villa en aquel momento.

Cuando Los Vélez llegó a Barcelona, estaba convencido de que la sociedad catalana se había desmovilizado. Y, con su ejército (formado por 20.000 efectivos) se acercó hasta la muralla con el propósito de intimidar la ciudad. No contaba con la reacción catalana, que cogió el ejército hispánico entre dos fuegos: los baluartes de la muralla y el castillo de Montjuïc, que castigaron severamente a los hispánicos con un intenso fuego de artillería. Los Vélez ordenó la retirada y la caballería francesa salió de extramuros y persiguió y exterminó a los soldados hispánicos que se habían quedado rezagados.

Aquella batalla se saldó con una clamorosa derrota hispánica, que fue el fin de la carrera militar de Los Vélez, y el principio del fin de la carrera política del ministro plenipotenciario hispánico Olivares. Los hispánicos que sobrevivieron a la artillería catalana y a la caballería francesa huyeron en desbandada. Fueron perseguidos y perseguidos por los Miquelets (infantería y caballería ligera catalanas) que los masacraron en el trayecto entre Sants y Vilafranca. La columna de retirada se rompió en repetidas ocasiones y la mayoría de los soldados hispánicos supervivientes desertaron.