Tal día como hoy del año 1838, hace 185 años, durante la etapa de regencia de María Cristina de Borbón (viuda de Fernando VII) y en el transcurso de la Primera Guerra Carlista (1833-1840), el Consejo de Ministros del gobierno liberal español del presidente Bernardino Fernández de Velasco aprobaba una ley que imponía el castellano en todos los ámbitos de la escuela. Dicha ley sería llamada Reglamento Vallgornera, porque había sido presentada por Albert Felip de Baldrich i de Veciana (Valls, 1786 – Madrid, 1864), marqués de Vallgornera, coronel de infantería del ejército español y ministro de Gobernación. Vallgornera era miembro de una familia de tradición borbónica que se remontaba a la época de la guerra de Sucesión (1701-1715).

Las sucesivas leyes dictadas por el régimen borbónico durante el siglo XVIII contra las lenguas no castellanas no habían logrado el objetivo que perseguían. A inicios del siglo XIX, solo una minoría elitista de la sociedad catalana tenía conocimientos de castellano. Incluso, algunas familias de la alta burguesía industrial de Barcelona lo habían adquirido como lengua familiar. No sucedía lo mismo con la inmensa mayoría de la sociedad; en buena medida porque en la escuela primaria el castellano solo era la lengua de los libros. Los profesores y los alumnos interactuaban en catalán tanto en el aula como en el patio, y esta situación había llegado a oídos del poder político a través de los inspectores del Ministerio de Instrucción Pública.

Transcurridos 125 años desde la ocupación borbónico de Catalunya (1714) y de la posterior redacción del Decreto de Nueva Planta (1717), que —entre otras cosas— prohibía y perseguía el uso público de todas las lenguas no castellanas, el catalán seguía siendo un sistema lingüístico vivo y mayoritario entre la sociedad catalana. Pero, por otra parte, los liberales (que se inspiraban en el modelo jacobino francés) pretendían liquidar la diversidad lingüística y cultural del estado español y uniformizar a la sociedad española en aras de una idea de "patria española" totalmente inédita. Pocos días después de la promulgación del Reglamento Vallgornera, el mismo Consejo de Ministros aprobaría la ley que prohibía la rotulación en catalán de las lápidas de los cementerios.