Tal día como hoy del año 1282, hace 740 años, en el contexto de la Guerra de Sicilia (1282-1294), los Almogávares catalanes del conde-rey Pedro II de Barcelona y III de Aragón desembarcaban en Trapani e iniciaban la conquista de la isla. Los Almogávares eran un cuerpo de mercenarios, básicamente catalanes y en menor medida aragoneses y occitanos; que el Casal de Barcelona utilizaba, habitualmente, como infantería ligera. Según las crónicas de aquella operación militar, los Almogávares catalanes consiguieron el control de la isla en, tan solo, cinco días: el 2 de septiembre entraban en Mesina y el 5 de septiembre en Palermo, capital de la isla y del reino de Sicilia.

Aquella guerra venía causada por una lucha por el trono siciliano entre los Hohenstaufen de origen alemán (descendientes de los primeros reyes sicilianos, los Hauteville normandos y enemigos del Pontificado); y los Anjou de origen francoprovenzal (aliados y entronizados por el papa Martín IV, el francés Simón de Brión). El último Hohenstaufen, Manfredo (padre de Constanza, la esposa de Pedro II de Barcelona y III de Aragón); había sido derrotado y asesinado por las tropas de los Anjou en la batalla de Benevento (1266). Desde entonces, el trono de Palermo estaba ocupado por la estirpe usurpadora de los Anjou en la persona de Carlos I de Anjou (hijo pequeño del rey Luis VIII de Francia y de Blanca de Castilla).

Desde 1276 —cuando heredó el trono— Pedro II había desplegado una intensa campaña diplomática para encontrar una solución negociada al conflicto. Pero en 1280, con la muerte del pontífice conciliador Nicolás III y la elección del pontífice profrancés Martín IV, los acontecimientos se precipitaron. Pedro II armó un gran grupo naval que, inicialmente, pondría bajo el mando de su hijo Pedro Jaime y, posteriormente, del almirante Roger de Llúria; y que tenía el propósito de expulsar a los Anjou de Sicilia y restaurar la legítima estirpe Hohenstaufen en la persona de su esposa Constanza, única descendiente superviviente del desgraciado Manfredo.

Durante 431 años, el reino de Sicilia estuvo vinculado al Casal de Barcelona (en algunas etapas formó parte del edificio político catalanoaragonés y en otras estuvo gobernado por una rama menor de los Bellónidas catalanes). Eso fue así hasta que en 1713, en las postrimerías de la Guerra de Sucesión hispánica, Felipe V (el primer Borbón español) y Luis XIV (su abuelo y valedor francés) entregaron Sicilia al ducado independiente de Saboya, a cambio que los piamonteses abandonaran el conflicto. Poco después (1735) pasó a ser gobernada por una rama menor de los Borbones hispánicos, que impidieron la modernización y la democratización de su sociedad.