Tal día como hoy del año 1751, hace 272 años, en Tarragona, abría puertas la Cerería de la calle de la Mercería, que en el transcurso del tiempo se acabaría llamándose Casa Corderet. Este nombre tenía un origen claramente popular, y se debía a una hornacina situada en el interior (encima de la puerta de separación entre la tienda y el obrador) que contenía la figura del cordero pascual con el báculo. Desde aquella fecha, hace casi tres siglos, ha abierto todos los días, y en la actualidad es la tienda más antigua de Catalunya, abierta ininterrumpidamente, situada en el mismo lugar donde se abrió, y que conserva casi todos los elementos de la época iniciática. Sin embargo, algunos documentos aparecidos recientemente apuntan que el taller de cerería podría haber abierto en 1631.

Cuando Casa Corderet abrió puertas, la cera era el sistema de alumbrado de las clases privilegiadas, mientras que las clases humildes se alumbraban con aceite. Durante la segunda mitad del siglo XVIII y todo el siglo XIX, Casa Corderet fue el proveedor de velas y de cirios del Arzobispado, para el alumbrado del Castillo del Patriarca (palacio arzobispal), de la Catedral, y de todos los templos de la ciudad. También fue el proveedor habitual de las casas de la oligarquía urbana (nobleza y burguesía local). La Casa Corderet fue, también, la primera tienda de la ciudad que organizó el espacio siguiendo al innovador modelo que venía de Francia y de la península italiana: una parte destinada a obrador, y otra parte destinada, exclusivamente, a la venta.

También fue la primera tienda de la ciudad que abrió con escaparates. Sus actuales escaparates, que son los mismos del día de la apertura, son los más antiguos de Catalunya y entre los tres más antiguos de Europa. Lo mismo sucede con los mostradores, las repisas y la policromía de las paredes y del techo. Durante los casi tres siglos de su existencia, la Casa Corderet ha tenido un papel muy importante en la vida social del vecindario. Su bodega subterránea, que es una parte de una de las bóvedas del Foro Provincial romano y a la cual se accede a través de una puerta secreta, sirvió como refugio durante la trágica ocupación napoleónica de la ciudad (1811) y durante los bombardeos de las aviaciones nazi alemana y fascista italiana sobre Tarragona (1937-1939).