Cada vez que un político hace el ridículo, se recuerda aquella famosa frase del expresident de la Generalitat Josep Tarradellas de que en política se puede hacer todo, menos el ridículo. Y aunque el veterano político tenía una visión muy singular de la actividad política, aprendida en su exilio francés y bajo la influencia del personaje que más admiraba, el general De Gaulle, se desesperaba ante la falta de osadía y ambición de muchos de los que desfilaban por la vida pública. Era muy curioso, solo con estos se discutía, a los otros sencillamente los ignoraba. La vicepresidenta Yolanda Díaz estaría entre estos últimos porque trata de estar en la guerra de la política con figuras de cartón. Viendo que todos los socios de Pedro Sánchez gesticulaban para que quedara claro que estaban incómodos con él y la batería de casos de corrupción que están surgiendo a su alrededor, a Sumar no se le ocurrió otra cosa que plantear en voz alta una remodelación de gobierno que, por otro lado, podría tener su lógica, pero has de saber defender y lo que no puede ser es una amenaza dialéctica.
Salió Moncloa enfurecido a enmendarle la plana a Yolanda Díaz y el siempre locuaz Óscar Puente, el ministro vallisoletano de la red X, le envió un mensaje mordaz, diciéndole si estos cambios que pedía también afectarían a los ministros de Sumar, porque no sabía si había que remodelarlos, a los cinco miembros que tiene en el Ejecutivo. Yolanda Díaz reculó y transformó aquella petición de cambio de gobierno en una solicitud de reunión entre el PSOE y Sumar. Vamos, como el que empieza pidiendo que le presten un coche y se va todo contento con un billete de autobús. Así, a la reunión de este viernes asistirán los secretarios de Organización de las fuerzas que integran el gobierno y la secretaria de Organización del PSOE, Rebeca Torró. A diferencia de otras ocasiones, no está prevista la presencia de ministros ni de las principales vicepresidencias, quizás para rebajar las expectativas de la reunión y que no parezca que los socialistas se acercan a los postulados de Sumar.
El riesgo de amenazar y no llevar hasta el final el ultimátum es que la vez siguiente nadie te toma en serio
Cuando ya parecía que el pez grande se había comido al pequeño y Díaz había dado, una vez más, un paso atrás, ya que una crisis en el gobierno entres socios sí que serían palabras mayores, Sumar le ha dado un nuevo apretón al PSOE propagando que hay un sector de la coalición que es partidario de abandonar al Ejecutivo. ¿Es una respuesta al desaire de Sánchez, una amenaza o una advertencia seria? En Sumar admiten que dentro del espacio hay posiciones enfrentadas entre quienes defienden salir del Ejecutivo ante la situación actual y quienes consideran que hay que continuar en el gobierno para forzar cambios profundos. Un debate interno que se solapa con el que se defiende puertas a fuera de una línea clara de presión al PSOE para que impulse una remodelación del Consejo de Ministros. Como que descarto que quieran dejar el gobierno, la única palanca que tiene para tener una mínima visibilidad en política, cabe pensar que lo que pretenden es no quedar fuera del relato, como ha pasado en otras ocasiones, y ser un sujeto activo en la búsqueda de una salida.
En esa disputa permanente con Podemos a la izquierda del PSOE, los morados tienen una posición mucho más clara: el gobierno está muerto, es un cadáver. Pero claro, Pablo Iglesias e Irene Montero fueron expulsados del Ejecutivo español y, en cambio, las apuestas de Sánchez para armar una alternativa se pusieron todas en Díaz, que, a la hora de la verdad, ha sido como aquellos petardos que fallan en la verbena por problemas con la mecha, que igual está mojada o mal encendida, o por un almacenamiento incorrecto. En las próximas horas o días veremos hacia donde gira el guion y hasta donde llega el tono que han elevado. Si todo queda en una muestra de malhumor o hay alguna cosa más seria detrás. Yo, que quieren que les diga: mis apuestas son por lo primero. Porque esto ya lo he visto tantas veces que me sorprendería que esta vez fuera diferente. El riesgo de amenazar y no llevar hasta el final el ultimátum es que la vez siguiente nadie te toma en serio. Y eso no vale solo para Sumar, claro está.