¡Ni en el tema de la sequía! El desencuentro entre el Govern y la oposición en la cumbre contra la sequía, convocada este viernes por la tarde por el president de la Generalitat y con asistencia de los representantes de los grupos parlamentarios —excepto Vox— supone la enésima frustración de la política catalana. El hecho de que ante una emergencia como la que vive el país, todo el mundo se tire los trastos a la cabeza, piense más en clave de las próximas elecciones municipales que en la falta de agua, se esté actuando demasiado tarde y sin capacidad de liderazgo para generar consensos, es una mala noticia. Que el principal tema de desencuentro sea la capacidad de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) para aplicar sanciones económicas a los ayuntamientos demuestra hasta qué punto la política se ha alejado de los problemas de la gente.

Porque, sinceramente, el problema de la sequía no viene por el despilfarro de ningún ayuntamiento, sea gobernado por el partido del Govern, por Junts, PSC o los comunes. El verdadero problema son las inversiones económicas que se tenían que haber hecho estos años y no se han hecho. Las resistencias que ha habido para entender que el futuro pasaba por la reutilización del agua, impulsando el agua regenerada. Y la apuesta ciega a que al final, como en otros años, acabaría lloviendo y los embalses volverían a estar llenos durante otro largo período de años y ya está. Problema solucionado. Pero resulta que, por ahora, no ha llovido y que igual no sucede como en 2008, en que una situación de emergencia de sequía la solucionaron las abundantes lluvias que se produjeron en aquella primavera y otoño en que llovió mucho y llovió bien, porque las cuencas interiores fueron las más beneficiadas.

Pero aquello pasó en 2008 y ahora estamos intentando aplicar cataplasmas a un enfermo grave. El Govern no ha sabido aprovechar el plazo que le dieron los partidos de la oposición hace unas semanas al convalidar el decreto ley en el Parlament pero forzándole a tramitarlo en la cámara como proyecto de ley. De hecho, todo el mundo esperaba que en la cumbre convocada por Aragonès se alcanzara un consenso e irse de vacaciones de Semana Santa, cosa que hubiera pasado si no hubiera sido por el régimen sancionador. El Govern defendía capacidad inmediata para sancionar a los municipios mientras el PSC pedía una moratoria hasta el 1 de septiembre. Junts introduzco una transacción que defendía una moratoria hasta el 1 de julio, que el Govern aceptó pero el PSC no. Este último desencuentro precipitó el fracaso de la cumbre de la sequía.

En cambio, sí hay buenas noticias respecto al llenado de las piscinas municipales que se autorizará, rectificando y escuchando las voces críticas que se han oído. Hay sequía y grave, ciertamente. Pero las piscinas tienen que estar abiertas, como en 2008, ya que el ahorro es proporcionalmente muy poco y el peligro ante temperaturas muy altas en verano aconseja que no estén cerradas. También hay otro punto relevante y que se ha superado copiando lo que se hizo ahora quince años, como es permitir las inversiones de emergencia con capacidad para la ejecución de obras. Desde este lunes se debería empezar a trabajar con ayuntamientos y el sector las necesidades económicas más urgentes para no seguir retrasando las inversiones económicas para la reutilización del agua.

Está muy bien que los partidos hagan sus cálculos electorales y traten de ganar la batalla por el relato. Pero los ciudadanos que tienen problemas y los que tendrán en breve lo que quieren es muchas más soluciones y muchos menos discursos.