El caos de las vacunas europeas no ha salido gratis. Tampoco la falta de musculatura financiera y, sobre todo, de acuerdo para activar el reparto de los 750.000 millones de los fondos europeos. En economía, todos los errores se pagan. Todas las dudas pasan factura. El resultado, a la vista está. Malos datos para el conjunto de la zona euro: ha vuelto a entrar en recesión tras caer un 0,6% entre enero y marzo, después del retroceso que tuvo en el último trimestre de 2020; sorprendente desplome de la economía alemana, que se ha hundido el 1,7% en el primer trimestre del año; una contracción del 0,5% de la economía española, que si se mira aisladamente tampoco es tan malo, aunque si se atiende a las previsiones para este 2021 por segunda vez el Gobierno Sánchez ha tenido que recalcular las cuentas y rebajar las expectativas iniciales de crecimiento para este año del 10% a un mucho más modesto del 6,5%. Y Pedro Sánchez parece no enterarse en su traje de candidato a la comunidad de Madrid. No es ningún secreto, el presidente disfruta haciendo de candidato y repartiendo un dinero que no tiene y que tampoco llega, y parece que se aburre soberanamente gobernando. 

Mientras, el PIB americano se ha puesto un 1,6% arriba. El ritmo de vacunación desde que llegó a la Casa Blanca Joe Biden ha adquirido una velocidad inigualable y Estados Unidos se prepara para un buen 2021, con una reapertura total de todos los sectores de la economía. Es bastante evidente que Bruselas no ha tenido ni el empuje ni las ideas lo suficientemente claras que se necesitan en una situación de la gravedad actual. Mientras, los políticos de los diferentes estados -cuando más necesitados, mayor énfasis ponen, y el caso de España es clamoroso- siguen confiándolo todo a los fondos europeos.

Lamento mucho ser agorero y pinchar la burbuja del crecimiento imaginario de medianas y pequeñas empresas, pero los fondos europeos los gestionará Madrid y quedaríamos escandalizados si supiéramos el montante del dinero comprometido con las empresas por el Gobierno Sánchez, que ha ido preparando los dossiers con destino a Bruselas, mientras aquí en Catalunya vendíamos la piel del oso antes de cazarlo. Claro que habrá algo para alguna foto, pero el cariz de las informaciones que llegan desde la capital española y desde los diferentes ministerios, no permite ser muy optimista.

Catalunya deberá contar para salir del pozo con su propia economía y con la reactivación de sectores fundamentales. Llega tarde, pero llega, la reapertura de la restauración por la noche hasta las 23 horas a partir del día 9. El sector del ocio también va a dar un gran paso adelante con la reanudación de la actividad de Port Aventura, que el Procicat ha ido demorando una y otra vez sin explicación alguna. Ya hace más de 13 meses que un ente opaco como este se ha apoderado de todas las decisiones trascendentes del país. Con el nuevo Govern, esto no debería volver a pasar porque los ciudadanos votan a los políticos para que tomen decisiones. Solo una reactivación a gran velocidad durante el verano permitirá ver el cierre de fin de año con un menor pesimismo y encarar el 2022 con una fortaleza que hoy, lamentablemente, aún no se ve.