En su libro Música para camaleones, una colección de seis cuentos cortos y seis entrevistas, el polifacético Truman Capote, novelista, guionista, dramaturgo y actor ocasional estadounidense, escribió un prólogo en el que decía que "Cuando Dios nos ofrece un don, al mismo tiempo nos entrega un látigo, y este solo tiene por finalidad la autoflagelación". Este don del que hablaba Capote, y sobre todo el látigo, se debe haber repartido como la pedrea en la lotería de Navidad por el planeta, pero lo que es seguro es que nadie ha sido capaz de utilizar este vergajo para darse tantas veces en la espalda como los catalanes. Sobre todo, en los últimos años, en que muchas cosas no han salido como esperaba una parte significativa del país y ha habido una especie de búsqueda de la verdad desde el sofá de casa.

Porque los catalanes practicamos desde siempre dos deportes nacionales: Catalunya y el Barça. En ambas cosas, difícilmente todo nos parece bien, y a través del placer o del malestar expresamos nuestro estado de ánimo. Y, desde hace un tiempo, parece que toca el malhumor. Que una parte del independentismo, la corriente nuclear que articula la fuerza del país, está en una especie de huelga de brazos caídos. Y ha ganado terreno, al menos aparentemente, la autoflagelación, una bajada de autoestima, como si este fuera el camino para conseguir levantar el vuelo y recuperar el tiempo perdido.

También es verdad que cuando ese espacio político, transversal y no de una única formación, pero inequívocamente catalanista, lo que se suele definir como de pedra picada, cuando ve las orejas al lobo, acaba produciendo movilizaciones inesperadas. Y nadie sabe, a ciencia cierta, si este 12 de mayo lo volverá a hacer o, por el contrario, jugará a hacerse el desentendido y esperará hasta la noche para decir a los suyos: yo ya lo decía. La encuesta que hemos publicado este sábado noche no deja escenarios imposibles, porque el nivel de indecisos es extraordinariamente alto y supera el 33% y pueden acabar decantando el resultado hacia uno u otro sitio.

Desde hace un tiempo, parece que una parte del independentismo está en una especie de huelga de brazos caídos

Sí hay algunas tendencias: el PSC va primero aunque no supera el techo máximo de los 40 escaños. ¿Cómo estaría sin el potente movimiento de Pedro Sánchez, con su amago de dimisión fake para —entre otras cosas— sostener la campaña electoral y su liderazgo político? La candidatura de Carles Puigdemont ha resistido el desplazamiento de la centralidad del debate que ha ocupado Sánchez, y en la semana que queda hasta las elecciones está obligado a arriesgar y movilizar al electorado que se le resiste, si quiere optar a la victoria. El president Pere Aragonès se acerca algo a la lista de Junts, pero, por ahora, no lo suficiente para aspirar a la segunda posición. Sus opciones pasan porque sea una carrera a tres, porque un duelo Illa-Puigdemont le deja fuera.

Estas son las coordenadas de la partida que dibuja la encuesta de Feedback para ElNacional.cat y de la que ofreceremos el lunes por la noche, justo antes de que una restrictiva ley electoral prohíba —cinco días antes de los comicios— su difusión, y que los trackings electorales queden reservados a partidos, grandes empresas y medios extranjeros. Porque poner puertas al campo y a la información en el siglo XXI es tarea imposible.