Para el próximo lunes, 8 de enero, ha convocado la nueva ministra de Sanidad, Mónica García, a las comunidades autónomas para abordar el impacto que está provocando el aumento de las infecciones por vía respiratoria. La reunión se producirá con muchas autonomías con colapsos hospitalarios y después de que se hayan ido improvisando medidas para paliar el aumento de la curva de saturación. Ciertamente, no hay nada que interrumpa las vacaciones en las administraciones y que permita transmitir una imagen de una respuesta adecuada en el momento oportuno.

Será una reunión extraordinaria del Consejo Interterritorial para evaluar, unificar criterios y coordinar acciones de salud pública, que, dada la preocupación existente, bien se hubiera podido hacer esta semana de manera presencial o también telemática. Acaba dando la impresión de que la situación existente ha sobrepasado los cálculos iniciales. En Catalunya, por ejemplo, la obligatoriedad de la mascarilla en los centros de atención primaria, así como en los hospitales y centros sociosanitarios, ha sido anunciada la víspera de este día de Reyes por la conselleria, cuando ya hacía varios días que desde el colectivo médico se estaba reclamando.

Desde la covid-19 no se había producido una situación similar y, si se acaban cumpliendo las previsiones, el pico de la gripe no se espera hasta la tercera semana de enero

No deja de ser sorprendente que siempre se acabe reaccionando tarde cuando los médicos de familia, que es el primer termómetro para calibrar la dimensión que puede tener una situación como esta, hacía ya varias fechas que habían dado la voz de alarma, ya que no eran capaces de asumir el volumen de enfermos que les estaban llegando. Hasta el extremo de que desde la covid-19 no se había producido una situación similar y de que si se acaban cumpliendo las previsiones, el pico de la gripe no se espera hasta la tercera semana de enero. Es decir, el retorno a la actividad escolar y la concentración del reencuentro de los alumnos después de las vacaciones de Navidad se producirá aún en la fase de crecimiento de la enfermedad.

Reconozco que no es fácil encontrar el momento para dar malas noticias a los ciudadanos y todo el uso de la mascarilla de nuevo no deja de ser un engorro. Si, además, el político es portador de malas noticias en días tan señalados, parece que acaba siendo un aguafiestas. Pero la experiencia del pasado demuestra que en estas cosas adelantarse acostumbra a tener premio y que hacerse el remolón acaba siendo una carga más difícil de llevar. Sea Navidad o no.