Los que creen que no habrá elecciones en España el próximo 26 de junio tienen un nuevo motivo para creer en ello. El presidente del gobierno en funciones, Mariano Rajoy, inauguró este sábado en Sevilla el capítulo de las promesas electorales con el compromiso público de que si sigue gobernando el Partido Popular la jornada laboral va a acabar a las 18 horas, se reducirá el tiempo para comer al mediodía, el cambio horario entre verano e invierno no se volverá a implementar -nuestra hora será la del Reino Unido y Portugal- y se aprobará un aumento del permiso de paternidad en diez días en varios supuestos. El presidente que se definió a si mismo como el más previsible de la democracia española propone a los ciudadanos todo un cambio de hábitos y de mejoras en la conciliación familiar y, lo más sorprendente, es que con mayoría absoluta durante los últimos cuatro años ninguna de ellas ha sido presentada en las Cortes donde, obviamente, hubiera quedado aprobada con sus diputados.

Ante el tirón de orejas de Bruselas por el incremento del déficit público y la imposibilidad de que Cristóbal Montoro se saque de la manga una nueva reducción del IRPF como hizo durante la última campaña electoral, el Partido Popular parece decidido a entrar en la senda de promesas inconcretas pero que tienen detrás suyo grandes dosis de pirotecnia para despistar al personal. Y no tanto porque la reducción de la jornada electoral no sea una necesidad para acercarnos a horarios europeos sino porque cuando se ha podido hacer no se ha hecho absolutamente nada. Sirva como ejemplo, la incapacidad para ordenar algo aparentemente tan sencillo como los puentes que se producen cuando una fiesta cae en jueves o martes. Aunque el PP inició la legislatura con mucho brío, en esta cuestión ni una sola iniciativa parlamentaria fue presentada en el Congreso.

Si la próxima campaña electoral tiene que volverse a convertir en una subasta de medidas imposibles más vale que los que tienen en su mano cerrar un acuerdo para la investidura nos las ahorren. Será una suerte para todos. A lo mejor también para el Partido Popular.