Cuando tú no eres un Estado tienes pocas oportunidades para la diplomacia. La partida diplomática se juega a otro nivel y suele ser bastante habitual que los Estados ahoguen cualquier iniciativa cuyo control político se les escape. Pero a veces surgen oportunidades no previstas que si uno es buen jugador pueden acabar ofreciéndole un terreno de juego insospechado. Un caso de estos se ha dado en el trágico accidente de Freginals en el que perdieron la vida siete jóvenes italianas al volcar un autocar que regresaba de las Fallas, con un total de 13 víctimas mortales. El Govern gestionó con nota alta una tragedia enormemente compleja en la que fallecieron jóvenes de seis países diferentes, además de resultar heridas otros estudiantes de diversas nacionalidades. Fue un accidente especialmente grave por el número de víctimas y por la tragedia que supone siempre que los fallecidos sean estudiantes con toda una vida por delante.

Sorprendió y aún sorprende que no se desplazara al puesto operativo de mando y gestión del accidente en Tortosa, el presidente del gobierno en funciones, Mariano Rajoy. No se han dado explicaciones de su ausencia y tampoco sobre por qué no contactó con el president de la Generalitat para trasladarle el pésame. El hecho de las malas relaciones entre ambas administraciones no justifica ni la ausencia ni la incomunicación, al menos al más alto nivel. Pero Puigdemont tuvo un golpe de suerte y ejecutó un golpe de genio. Es importante que el azar te conceda lo primero pero es necesario disponer de lucidez para ejecutar en condiciones el segundo movimiento. En primer lugar, que Matteo Renzi, el primer ministro italiano, decidiera desplazarse a Tortosa a acompañar a los familiares de las víctimas italianas. En segundo lugar, que la delegada del gobierno español en Catalunya, María de los Llanos de Luna, cometiera un desliz tan poco diplomático como tratar de impedir que el president de la Generalitat recibiera a Renzi, alegando órdenes de la Moncloa. Puigdemont desoyó la instrucción, acompañó a Renzi durante toda su visita y le despidió en el aeropuerto de vuelta a Roma. Mientras, Llanos de Luna se borró de la comitiva, visiblemente irritada por la desobediencia de Puigdemont, como avanzó ayer en exclusiva El Nacional.

Puigdemont es un político en muchos aspectos inexperto, lo que le llevará a cometer, quizás, algunos errores en la gestión. Pero, para los que no lo conocen, sirva de aperitivo la lección del incidente de Tortosa: la dignidad del cargo de president de la Generalitat no está a subasta. Dicen que Renzi regresó a Italia muy satisfecho de las explicaciones que recibió y de cómo estaban siendo tratadas las familias italianas involucradas en el accidente. Quizás sea una versión interesada, de esas que los políticos suelen comentar. Pero, tres días después en L'Unità, el histórico diario fundado por Antonio Gramsci y ligado al Partido Comunista Italiano y hoy muy próximo al Partido Democrático, se ha publicado un artículo en primera página de Carles Puigdemont. Claro que debe ser una casualidad que Renzi sea además de primer ministro italiano el secretario general del PD.