Habría que pedir al Govern con urgencia que dejara de hacer el paripé con la CUP. Los diputados antisistema han decidido, por lo que parece, que si de ellos depende no va a haber presupuestos de la Generalitat. Con la misma frivolidad que con sus diez diputados impusieron la dimisión de Artur Mas como president de la Generalitat el pasado mes de enero, con la amenaza de unas nuevas elecciones, ahora han decidido que las cuentas elaboradas por el vicepresident y conseller d'Economia, Oriol Junqueras, han de ser confeccionadas de nuevo porque no son suficientemente rupturistas con el Estado y necesitan muchas más medidas sociales y también mayores partidas económicas. O sea, necesitan una dosis de brindis al sol olvidando que mientras la Generalitat siga financieramente intervenida por el Ministerio de Hacienda los discursos son eso, discursos. Eso sí: se puede redactar otra cosa, lo que pasa es que lo escrito no tendrá valor ya que el grifo del dinero lo abre y lo cierra Madrid.

Habrá que recordar para el futuro que el documento que garantizaba la estabilidad parlamentaria de Junts pel Sí y fue suscrito por la CUP el pasado mes de enero ha tenido una duración tan corta que difícilmente sus firmantes podrán ser tomados en serio por nadie cuando tengan que suscribir un nuevo acuerdo. Habrá que recordar que los cuperos sí apoyaron los presupuestos de la ciudad de Barcelona aunque no eran ni rupturistas con el Estado ni más sociales que los del gobierno catalán. Habrá que recordar tantas veces como haga falta que 1.000 millones no se podrán destinar a partidas sociales si no se aprueban las cuentas. Habrá que pedir a los dirigentes de la CUP críticos con la actitud que está adoptando el grupo dirigente cohesionado alrededor de Endavant, que es el que toma siempre las decisiones, que dejen de enviar mensajes sobre la división en el seno de la organización porque esta pantalla ya se ha pasado, fue agotadora entre los meses de septiembre y enero, y ahora no vale la pena volver a repetirlo.

Y habrá que pensar que mucha gente se equivocó sumando la misma noche electoral al proyecto independentista los 62 diputados de JxSí a los 10 de la CUP. La suma daba 72, ciertamente. Pero siempre que los 10 quisieran sumar con los otros 62 parlamentarios. Y eso no ha sido así, al menos hasta hoy, y cada vez está más claro. O, al revés, más oscuro.