Las vitriólicas declaraciones de Gabriel Rufián avalando, sin prueba nueva alguna, los informes atribuidos a las alcantarillas del Estado respecto a unas presuntas relaciones entre el president Carles Puigdemont y una serie de emisarios del Kremlin en el pasado, cuando ya estaba en el exilio, tras la disolución del Govern por Mariano Rajoy y la supresión de la autonomía catalana, suponen un salto al vacío del portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso que debería remover los cimientos del gobierno de coalición existente en Catalunya. Rufián ha sacado toda su artillería dialéctica frente a su socio de gobierno y ha dejado al president Pere Aragonès en una situación incómoda, ya que Junts, que le facilitó la investidura, le exige una desautorización pública de Rufián y difícilmente podrá contentarse con menos.

La cascada de reacciones de Junts per Catalunya, empezando por su secretario general, Jordi Sànchez, que ha replicado al portavoz en el Congreso que "es imposible ser más miserable", han disparado una crisis entre los dos partidos, que ya no es tan solo de desconfianza, sino que también es de abierta deslealtad. La tarde de este martes ha tenido episodios desconocidos ante el jolgorio de la derecha extrema y sus terminales mediáticas, no en vano Rufián había dado pábulo a los sectores represivos del estado español, al otorgar credibilidad a las campañas contra el independentismo. Al final, sin venir a cuento, Aragonès, que tenía en la agenda un apacible viaje a Alemania este martes, se ha encontrado con una crisis que no estaba en la agenda, que tendrá que monitorizar desde Stuttgart y Berlín, y que le ha abierto su portavoz en el Congreso de los Diputados.

Aunque en el mundo independentista hace ya tiempo que se ha producido una enorme fisura entre Esquerra y Junts, que ha provocado múltiples desavenencias, por lo general presos políticos y exiliados han quedado protegidos de la refriega diaria partidista. Por eso cuesta más de entender, sin venir a cuento, la agresividad de Rufián. "Son señoritos que se paseaban por Europa, reuniéndose con la gente equivocada, porque así, durante un rato, se creían James Bond. No nos representan y me estoy conteniendo", dijo desde el atril de la sala de prensa del Congreso de los Diputados. El exilio de los miembros del Govern, como el de Marta Rovira o Anna Gabriel, es una anomalía democrática. Como lo son los presos políticos que estuvieron privados de libertad durante casi cuatro años, hasta que el pasado 23 de junio se les concedió un indulto parcial para que abandonaran la prisión. Hacer mofa de dirigentes políticos que están en el exilio y cuestionar su honorabilidad no es que sea impropio de un alto cargo independentista sino que lo es de cualquier demócrata que debería rebelarse ante una situación como esta.

El hecho de que la diatriba de Rufián se haya producido tras el anuncio de Esquerra, a las pocas horas de acabar su conferencia nacional el pasado domingo, de que quizás será su cartel electoral en las municipales en Santa Coloma de Gramenet, tiene que ver según algunos dirigentes de los republicanos con su respuesta. Son aquellos que opinan que no se encuentra cómodo con un anuncio que ya ha precisado que no le alejará del Congreso de los Diputados. No es la primera vez en los últimos tiempos que en algunos sectores del partido, más en la órbita del Govern, se especula con la necesidad por parte de Esquerra de disponer de una alternativa a Rufián en las próximas elecciones españolas previstas para finales de 2023. No es una plaza fácil para un partido que no sea el PSC la ciudad de Santa Coloma de Gramenet, donde, históricamente, los socialistas han liderado la alcaldía con sobradas mayorías absolutas. Actualmente, los socialistas, de la mano de Núria Parlon, tienen 17 de 27 concejales, mientras Ciudadanos tiene 4, En Comú Podem 3 y Esquerra Republicana otros 3.