Justo la misma semana que el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha hecho votos para que la política deje paso a la vía judicial en el conflicto catalán, el juzgado número 13 de Barcelona acaba de enviar al TSJC una exposición razonada para que investigue al vicepresident Pere Aragonès y a otros dos diputados de Esquerra Republicana. En el caso de Aragonès, la investigación surgiría de un informe de la Guardia Civil y del seguimiento que supuestamente los agentes habrían realizado hasta determinar que el objetivo eran entrevistas para financiar una Catalunya independiente.

Cuesta ver cómo se podrá establecer un procedimiento judicial contra Aragonès, pero si algo nos ha enseñado la justicia española este último año es que no cabe descartar nada, ya que personas inocentes permanecen en prisión provisional desde hace muchos meses a partir de un relato imaginario y fantasioso y ahí siguen. Impasibles a las decisiones de la justicia europea y de los organismos internacionales.

La gran pregunta es si hay una vía Sánchez más allá de las palabras y si está dispuesto a hacer un movimiento político significativo. Iniciar el curso político sin nada de todo ello es seguir la vía Rajoy. Mantener la Fiscalía General del Estado en la misma posición de su antecesor es la vía Rajoy. Y dejarlo todo en manos de los jueces es la vía Rajoy. El president Torra ha dejado abierta la vía a un referéndum acordado que complemente el celebrado el 1-O. Es un movimiento no del agrado de todo el independentismo, pero que, seguramente, pretende demostrar flexibilidad ante el inmovilismo

Porque lo único cierto en el contencioso de Catalunya con España es que el gobierno socialista vive muy cómodo sin hacer nada, mientras PP y Cs le acusan permanentemente de estar secuestrado por el independentismo que le permitió la llegada a la Moncloa. Las cosas desde Doñana y esperando a Angela Merkel se ven muy diferentes. Después todo serán prisas.