Cuando aún faltan unos días para el fin de las vacaciones oficiales y el retorno del Govern a sus tareas cotidianas, el president de la Generalitat, Quim Torra, ha aprovechado una conferencia en la Universitat Catalana d'Estiu, que se celebra anualmente en Prada de Conflent, para remarcar su hoja de ruta cuando se reanude el curso político: confrontación democrática y pacífica con el estado español si se quiere conseguir la independencia y recuperación de la iniciativa política. La apelación a la confrontación por parte de Torra y a asumir riesgos llega 48 horas después de que su vicepresidente, Pere Aragonès, abogara en una entrevista en este diario porque el independentismo superara el debate de la unilateralidad.

Aragonès, el candidato mejor posicionado de Esquerra para encabezar la candidatura a la Generalitat en las próximas elecciones catalanas, marcaba territorio en consonancia con su líder en prisión provisional, Oriol Junqueras. El partido republicano hace ya un cierto tiempo que se ha alejado de posiciones maximalistas y se siente cómodo en su discurso de ampliar la base antes de protagonizar nuevos pulsos con el Estado. En Junts por Catalunya hay, sin embargo, varias pulsiones siendo la corriente Puigdemont-Torra la que encarna una defensa cerrada de la confrontación por una desconfianza absoluta en la vía del diálogo.

Este lunes, Junqueras señalaba que la celebración de unas elecciones tras la sentencia del Supremo era una opción y que no se tenía que descartar. No es esa la línea ni de Puigdemont ni de Torra y tampoco lo es la de los dirigentes de JxCat, poco partidarios de renunciar al impulso del 21-D y a la mayoría absoluta independentista en el Parlament.

Aunque el independentismo ha empezado otros cursos políticos con discrepancias importantes entre los partidos, este año lleva camino de llevarse la palma. A la incerteza respecto a la Diada del 11 de septiembre se suman los desajustes en la hoja de ruta independentista y la disparidad de criterios sobre la intensidad de la respuesta ciudadana e institucional a las sentencias del Supremo. El president Torra ha enseñado sus cartas y ahora deberíamos conocer cuál es su equipo para llevar su plan a cabo.