Es, en parte, normal, la parálisis y el desconcierto en que han entrado el PSOE y el PP desde el 23 de julio y el posterior recuento definitivo de los resultados, incluidos los votos de residentes en el extranjero, llevado a cabo por la Junta Electoral Central. Los 172 votos a favor de las diferentes derechas —aquí está el del diputado de Coalición Canaria— y los 171 de las variadas izquierdas más el PNV han dejado un único actor en el tablero político español a la hora de conformar una hipotética mayoría que no es otro que Carles Puigdemont. Hay, obviamente, otros actores, pero ninguno con el papel central del president en el exilio.

En medio de esta desorientación, la hasta ahora coalición de gobierno en España va poniendo cositas encima de la mesa como si de una subasta se tratara. Muy activos están los diputados de Sumar, que este miércoles a través de su líder, Yolanda Díaz, han ofrecido poder hablar catalán en el Congreso de los Diputados a cambio de un pacto para la Mesa de la cámara. Cuarenta y seis años oyendo una y otra vez que esto era imposible —y, la última presidenta, Meritxell Batet, cortando las intervenciones que no fueran en castellano— y ahora resulta que todo era una gran mentira. Que dependía de los votos que tuviera cada grupo político y, sobre todo, de que la composición de la Mesa dependiera de Puigdemont. ¡Caramba! Vamos a ver cómo hacen entrar el sapo gigante en el plato.

Si esto va al ritmo actual de propuestas —el lunes, el anzuelo fue una reforma del sistema de financiación, necesaria, pero calderilla en la coyuntura actual— hasta el 17 que se constituye el Congreso, a buen seguro que van a haber novedades. En cualquier caso, es políticamente interesante el papel que cubren los teloneros, de uno y otro lado, en una función siempre imprescindible para aguantar la atención y, sobre todo, la tensión en la negociación. Mientras, Pedro Sánchez, de vacaciones en Marruecos, un destino, cuando menos, sorprendente y provocador después de la polémica gestión realizada con la entrega del antiguo Sáhara español al rey Mohamed VI que tantas críticas despertó y el espionaje vía Pegasus de uno de sus teléfonos móviles con el país magrebí, supuestamente, tras la cortina.

Mientras todo eso pasa en las izquierdas, alguien me ha comentado que desde la sede del Partido Popular de la calle Génova de Madrid se han cursado indicaciones a los dirigentes catalanes del partido para que guarden silencio y dejen de ser originales sobre lo que hacer o no hacer con Junts. ¡Pues claro que el equipo de Feijóo ha descolgado el teléfono para averiguar si tienen alguna opción o están fuera de la partida porque han sido excluidos! No han tenido una negativa. Otra cosa es que el precio a pagar esté, llegado el caso, muy lejos para ellos. Y que prefieran ir a nuevas elecciones ellos, el PSOE o los dos.