Acaba de anunciar el Reino Unido un plan para reactivar la economía después del confinamiento del coronavirus que elimina o baja diferentes impuestos así como diversas medidas para luchar contra el desempleo, sobre todo el de los jóvenes. Esta misma semana, Alemania e Italia han anunciado desde rebajas del IVA para impulsar el consumo de bienes duraderos a un plan para pymes y familias que no excluye a las rentas altas. Reino Unido, Alemania e Italia, tres países con gobiernos ideológicamente muy diferentes, no lo hacen porque sí, sino atendiendo a que la crisis económica se puede abordar de diferentes maneras. Ellos han escogido la de dejar en manos de los particulares la mayor cantidad de dinero para que la economía no se paralice y la rueda del dinero siga girando. También se puede recurrir al déficit sin incrementar la fiscalidad. Europa recomienda a los países algo similar en estos momentos a la espera de abordar las reformas en función de la situación de cada economía en el 2020 o en el 2021.

España, en cambio, ha optado por tomar el camino inverso y anunciar desde el primer día subidas de impuestos, dentro de esta especie de magia política-electoral en la que parece escrito que para los intereses de la izquierda lo que suena mejor es incrementar la carga impositiva y, en cambio, la derecha siempre tiene que estar a favor de disminuirla. Unos y otros defenderán con uñas y dientes -también con mucha demagogia- sus propuestas fiscales y de crecimiento económico. Lo hemos visto en el pasado y lo volveremos a ver en el futuro.

Es posible que la subida de impuestos tenga glamur para algunos pensando que serán los ricos los que más acaben pagando. Toda una falacia ya que éstos, si hablamos de los de verdad y no nos quedamos en la anécdota, quedan fuera de cualquier aumento tributario ya que ya tienen sus propios medios de desgravación y toda una ingeniería financiera al alcance para huir del problema del común de los mortales.

Rishi Sunak, ministro de Hacienda británico, acaba de anunciar en la Cámara de los Comunes que, además de un ambicioso plan de empleo juvenil, se suprimirá el impuesto que se paga en viviendas de hasta 555.000 euros y se rebajará el IVA del 20% al 5% en el turismo, ocio y hostelería, además de regalar un vale descuento para el mes de agosto para todo aquel que coma fuera de casa. En España está en el 10% y en el aire quedó aquella promesa, como tantas otras, de un IVA turístico del 4%. Aunque Alemania juega en otra liga y sus reservas no son las de España, el IVA, que estaba en el 19%, ha bajado tres puntos -el que en España está en el 21%-  y el reducido en dos puntos, hasta el 5%, mientras que en España es del 10%.

Pedro Sánchez se ha reunido este miércoles en la Moncloa con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte -que preside un gobierno socialdemócrata y europeista- y, aunque los dos buscan hacer un frente común para tumbar a los países del norte e intentar que las ayudas europeas lleguen rápido, lo menos condicionadas posibles y a ser posible como ayudas y no como créditos, sus enfoques sobre la salida de la crisis son diferentes.

El gobierno español tiene una receta diferente y como aquel que va en dirección contraria a todos solo alcanza a preguntarse cómo es posible que todos vayan en dirección contraria.