Después de no pocos quebraderos de cabeza y de más de un desencuentro intenso entre los dirigentes del primer círculo de poder del president Puigdemont, el sudoku de Junts per Catalunya ha quedado encajado en una candidatura sin grandes sobresaltos en sus principales posiciones, o sea, presidencia, vicepresidencias (4) y secretario general; y moderada sorpresa en lo que se refiere al secretario de organización y secretaria de finanzas. Lo mismo sucede con los 18 nombres que forman parte de un segundo listado y que completan la ejecutiva, donde son reconocibles muchos de los pata negra de la formación como Batet, Borràs, Calvet, Madrenas, Morral o Míriam Nogueras. Una segunda lista con tres nombres para secretario general, organización y finanzas incorporará, quizás, una mínima incertidumbre a las votaciones, que serán telemáticas durante el próximo fin de semana.

Puigdemont ha situado en el pinyol de la que pretende ser la primera ejecutiva del partido a siete personas sobre las que recaerá el peso del funcionamiento de la organización: los cuatro vicepresidentes, Jordi Turull, Elsa Artadi, Anna Erra y Josep Rius; el secretario general, Jordi Sànchez; el área de Organización, David Saldoni; y la secretaria de Finanzas, Teresa Pallarès. Se visualiza así el fuerte peso de personas que han militado en Convergència, cinco, y que han tenido un papel en la evolución de esta formación hacia el independentismo. De la izquierda proceden, en cambio, Sànchez y Pallarès.

El hecho de que dos presos políticos como Sànchez y Turull, a los que se les ha anulado el tercer grado y el 100.2 y han vuelto a la situación previa en la cárcel de Lledoners, ocupen puestos tan relevantes en la dirección, deja en el aire más de un interrogante sobre el día a día de Junts. En cualquier caso, parece que se ha resuelto la asignatura pendiente de acompañar el movimiento, la lista de cargos públicos y del Govern con una estructura de partido más tradicional que pueda plantar batalla a la engrasada organización de la que dispone su principal competidor en el espacio independentista, Esquerra Republicana.

El PDeCAT se queda, finalmente, flotando como organización y habiendo perdido muchos de sus cuadros y dirigentes. Queda la incógnita de qué acabarán haciendo sus principales referentes, que, hoy por hoy, son David Bonvehí, Marc Castells, Ferran Bel y Marc Solsona. Puigdemont intenta una opa sobre todo este espacio que ha perdido muchas plumas, pero que, por ahora, resiste los envites.

Finalmente, destacar que la composición de la dirección de Junts posiciona más al partido en el centro izquierda que en el centro derecha. Ese era el espacio ideológico que hubiera aportado Artur Mas, quien mantiene un silencio público que ya no puede ser interpretado como una señal de complicidad.