Anunciado por el presidente del gobierno que el confinamiento total, excepto para los trabajadores de actividades esenciales, acabará, en la práctica, el próximo 12 de abril, y con ello el permiso retribuido recuperable aprobado en el real decreto ley 10/2020 de 29 de marzo, lo más urgente debería ser proceder a un desconfinamiento riguroso y ordenado para que no se pierda lo ganado. Una calendarización realista que tenga en cuenta los criterios de los científicos si no queremos encontrarnos con un nuevo descontrol de la enfermedad en las próximas semanas. La alentadora evolución del número de contagiados y de personas fallecidas se debe básicamente a las medidas adoptadas, pero el virus sigue ahí, campando a sus anchas, mientras los hospitales y las UCI siguen muy por encima de su capacidad normal. 

La segunda prórroga del estado de alarma anunciada el sábado por Pedro Sánchez hasta el domingo 26 de abril y la más que probable tercera hasta el fin de semana del primero de mayo sitúa, sin duda, como tema central de las próximas semanas como se lleva a cabo el anunciado desconfinamiento en un contexto de precariedad de material imprescindible como la generalización de tests para diagnosticar los positivos de la enfermedad o el material más básico como mascarillas para toda la población o la demanda de equipos de parte de todos los colectivos sanitarios.

Todo el mundo quiere regresar urgentemente a la vida normal y la economía necesita reactivarse lo antes posible. Pero tiene que ser un 'lo antes posible' basado, insisto, en criterios médicos, no en necesidades políticas. El riesgo cero no existe y mucho menos en una pandemia. Pero sabemos que ese momento de retorno a nuestra vida anterior no ha llegado y no va a ser inmediato.

Los poderes públicos, todos sin excepción, han de insistir e insistir en ello y no jugar frívolamente a confrontar salud a economía. Y el presidente del Gobierno debe devolver lo antes posible las competencias que se adjudicó con el mando único a las comunidades autonómas y que tan lesivas han sido para la población en general. Habrá tiempo de hablar de ello en el futuro. Mientras, no nos durmamos pero tampoco nos precipitemos. Y, sobre todo, debemos preparar el futuro. A ver si, por una vez, no hay que improvisarlo todo. Sería de agradecer.