De entre todas las reacciones al discurso de Navidad del Rey, hay unas que llaman especialmente la atención por la vacuidad intelectual de quien las formula. Son las del secretario de organización del PSC, Salvador Illa, que considera que los que criticamos la intervención de Felipe VI estamos en otro mundo. Illa, obviamente, las elogia y está en su derecho a hacerlo siguiendo la tradición de sus antecesores en el cargo que año a año han opinado lo mismo de la intervención navideña del Rey. Primero de Juan Carlos y después de su hijo Felipe. Pero de eso a decir que estamos en otro mundo hay un abismo.

A menos, claro está, que lo que pretenda decir es que todas las instituciones de Catalunya están en otro mundo y con ellas la mayoría de la sociedad catalana y que él, erre que erre, se mantiene en el mundo imaginario, que es el suyo por pequeño que sea. TV3 no ha dado tampoco este año el discurso por el principal canal de la CCMA y lo ha relegado al 3/24, donde el año pasado tuvo una pobre audiencia del 0,9% de share. Cuando salgan las cifras de audiencia de este año veremos si hay mucha diferencia o, por el contrario, se mantienen en este nivel irrisorio.

Y no es tan extraño preguntarse: ¿en qué mundo situaría a los que hoy están en la cárcel soportando injustamente una prisión provisional o en el exilio? ¿Y los miles de personas que este martes de Navidad se han concentrado en Lledoners y han cantado durante varias horas villancicos a los presos? ¿Y los principales locutores de radio del país que han participado en un programa especial de siete horas en homenaje a los presos? ¿Y los futbolistas, médicos, cantantes, cocineros, actores, etc., que también han intervenido? Para Illa también deben de pertenecer a otro mundo. 

Y, puestos a escoger entre un mundo tan pequeño como el suyo en el que se agrupan todos los que suspendieron la autonomía de Catalunya con el 155 y otro en el que están los que defienden la democracia, las urnas, la libertad y la justicia, parece que no debería haber mucha discusión.