En la que será, seguramente, la última visita a Catalunya antes de que el president Puigdemont anuncie la fecha y la pregunta del referéndum, Mariano Rajoy ha aprovechado la declinante plataforma del Cercle d'Economia, que ha celebrado este fin de semana sus jornadas anuales en Sitges, para tratar de meter el miedo en el cuerpo a los catalanes, sacar el látigo a los empresarios que apoyan la consulta y reprobar públicamente a aquellos que mantienen una actitud de prudente equidistancia o de cautela. Rajoy vino a Catalunya a tensar sus propias filas y a exigir de los empresarios una actitud activa contra el referéndum, si no quieren asistir en los próximos meses a la repetición de las diez plagas bíblicas del Antiguo Testamento sobre los catalanes y también sobre sus negocios. Desde una imposible caída del PIB del 30% hasta el final de las ayudas europeas, pasando por la expulsión de la UE y un trauma irreversible en las familias. Como todo sonaba a exageración para los informativos de televisión del mediodía, los empresarios le pidieron soluciones políticas a la situación creada. Ninguna. O una: que Puigdemont, Junqueras y compañía se olviden de todo -además del referéndum, también del pacto fiscal en el que ha dicho reiteradamente que no cree- y entonces se sentará a hablar.

Casi a la misma hora, las cúpulas de las tres entidades independentistas catalanas que protagonizan desde hace años el liderazgo social de las mayores movilizaciones celebradas en Europa protagonizaron una reunión excepcional en el CCCB. Las direcciones de la ANC, Òmnium Cultural y la Associació de Municipis per la Independència (AMI) celebraron una cita única de sus máximos responsables y sus comisiones ejecutivas con dos mensajes claros: ha llegado el momento de que el president Puigdemont y el Govern anuncien la fecha y la pregunta del referéndum, ya que las piezas del puzzle están encajadas después de la negativa de Mariano Rajoy a acordar la consulta. Y, en segundo lugar, un aviso a los comuns: no existe una zona de confort entre los partidarios del referéndum y los contrarios a que se pueda celebrar. Se acerca el momento de que se definan ante la dura actitud del Estado, que, además, ya ha advertido que no cejará en ella.

En medio del conflicto institucional que se avecina, el Gobierno español está llevando a cabo una serie de relevos en la cúpula judicial, aprovechando su mayoría en el Consejo General del Poder Judicial, que responde a la situación política del año 2013, cuando el PP tenía mayoría absoluta en las dos cámaras, el Congreso y el Senado. Así, está colocando peones muy próximos en puestos de la Audiencia Nacional, como antes hizo en la Fiscalía. Todo demasiado anómalo, pero que ocurre entre el silencio de muchos, la indiferencia de bastantes y el grito en el cielo de una minoría. Luego, dentro de un tiempo, veremos sentencias extrañas o posiciones sorprendentes del Ministerio Fiscal y veremos como se habla de la independencia de la Justicia. En fin.