Los políticos por lo general son un espécimen raro de los hombres públicos: ocupan un cargo, tienen mucho poder, son invitados a todos los sitios, se les rinde permanente pleitesía mientras lo ocupan -sobre todo si ocupan las carteras de Hacienda (por los inspectores) e Interior (por la policía)- y cuando lo dejan caen rápidamente en el olvido ciudadano. Son muy pocos aquellos que han conseguido una segunda vida profesional cuando han dejado de salir en función de su cargo. Y así caen rápidamente en el olvido. Sin embargo hay algunos que por algún motivo continúan formando parte del imaginario general. En este bloque estarían personajes como los socialistas Ibarra y Bono, por ejemplo, o los populares Pimentel, Gallardón o Martín Villa. De este selecto bloque formará parte José Manuel García Margallo, un político extravagante, culto, con buena preparación y de una incontinencia verbal desmesurada que le lleva a estar permanentemente en todas las salas.

En el tema catalán, en el corto plazo de dos semanas ha llegado a decir que un ataque terrorista se supera pero que la disolución de España es irreversible. La frase, pronunciada en Bilbao, es de una torpeza tal que solo en una España donde a los políticos se les perdona cualquier cosa si el ataque lo reciben los independentistas, puede ser pasada por alto. Aún no se ha disculpado, ni tan solo con las víctimas del terrorismo, que son las primeras desairadas con la obscena comparación.

Este jueves, en Naciones Unidas, el ministro que vaticinó que "una Catalunya independiente vagaría por el espacio sideral" (Margallo dixit) y que se ha dedicado, en los últimos tiempos, a intentar apagar cualquier altavoz internacional que pudiera tener el independentismo catalán, para que su voz no se pudiera oír y su causa no pudiera ser defendida, se ha convertido en el principal propagador. Pensando que había que dar una nueva vuelta de tuerca a Pedro Sánchez, que no acaba de hacer presidente a Rajoy, Margallo ha declarado en Nueva York que en Catalunya "existe un movimiento secesionista que avanza a toda máquina" mientras en España "hay un gobierno en funciones que es un gobierno más débil". Y es que un margallo en tu vida siempre puede acabar siendo una alegría.