A José María Aznar hay que escucharlo fundamentalmente por dos razones: es el ideólogo de la refundación del centroderecha español y de su boca siempre sale lo que otros tan solo dicen en privado, expresan en reservados de restaurantes de lujo, en despachos importantes o en las fincas y en los barcos de fin de semana. Aznar es la quintaesencia del golpismo institucional contra el independentismo catalán y uno de los defensores máximos de la prisión incondicional y provisional contra nueve de sus dirigentes, en estos momentos en cárceles de las proximidades de Madrid.

En síntesis, Aznar dice cuatro cosas: la intervención del 155 "no ha dado resultado porque no ha sido suficientemente decidida"; "en lugar de hablar del traslado de presos, se tiene que respaldar con más fuerza a los movimientos cívicos en Catalunya" (se refiere a SCC, Tabàrnia, etc.); "había que haber desarticulado el golpe y sus aparatos mediáticos, culturales y financieros". Y, finalmente, "si en lugar de desarticular el golpe, le das al nacionalismo la posibilidad de ganar las elecciones, te gana las elecciones. Es difícil de explicar esto porque es un hecho insólito en la historia".

Caído Rajoy, Aznar apunta a la reconstrucción de la derecha con dos caballos, Pablo Casado en el PP y Albert Rivera en Ciudadanos. Quién sabe, incluso, si uniéndose en una especie de una gran "alianza nacional". La derecha necesita presentar a Pedro Sánchez como un traidor, aunque no haga nada o haga muy poco. Primera trinchera a ganar, ilegalizar a los partidos independentistas catalanes. Asistiremos al debate en esta legislatura en el Congreso de los Diputados. La campaña del PP y de Ciudadanos con este objetivo se ha iniciado ya y la bancada mediática está a punto, muy a punto.

Tanto, que nadie le echa en cara a Aznar la barbaridad que supone sostener que lo mejor hubiera sido no celebrar elecciones el pasado 21 de diciembre en Catalunya con este argumento: si al nacionalismo le das la posibilidad de ganar las elecciones, te gana las elecciones. La añoranza del pasado en blanco y negro como consejera.