Como culminación a una semana de enormes tensiones entre los partidos independentistas, la ANC ha enseñado las uñas al Govern del president Torra y del vicepresident Aragonès, les ha puesto deberes para antes del 21 de diciembre —tener un plan conjunto para implementar la república— e incluso ha invitado a abandonar el Govern a aquellos miembros que no se vean capaces de cumplir sus programas electorales. La ANC ha tocado a rebato en medio de una profunda desorientación en el espacio independentista y de una evidente crisis entre los dos grandes partidos soberanistas, Junts per Catalunya y Esquerra Republicana. La otra gran entidad del independentismo, Òmnium Cultural, guarda silencio.

La política catalana no encuentra un momento de relax. Ni el acuerdo del pasado viernes con una escenificación de unidad cogida con pinzas ha permitido a JxCat y ERC unas horas de tranquilidad. La ANC ha jugado fuerte, en consonancia con su capacidad de movilización todos los 11 de Setembre, y está dispuesta a enfilar sus dardos contra el partido o los partidos independentistas que pongan sordina a una estrategia conjunta para avanzar hacia la república. Habría que mirar atrás y a aquel "President, posi les urnes" para la consulta del 9-N de la entonces presidenta de la ANC, Carme Forcadell, contra el Govern del president Mas, en septiembre del 2014. Aquella escena fue un acicate —nada agradable, ciertamente, en la forma— para Mas, pero reflejó también la simbiosis entre los partidos y las asociaciones soberanistas, que empezaron a jugar un rol en todo el procés.

La actual presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, realiza un movimiento similar para que actúe de revulsivo en el Govern. Torra y Aragonès aún no han hablado. Ni los partidos. La contundencia de la ANC seguro que les incomoda, aunque a lo mejor no por igual. Podría darse la paradoja de que, si en 2014 molestó más al entorno de Mas que al de Junqueras, ahora sea al revés. Las advertencias a ambos de movilizar la calle si todo continúa igual y la petición de pasos al lado a los miembros del Govern que no quieran implementar la república es algo más que un pulso entre la principal organización cívica soberanista y JxCat y Esquerra. Es posible que por encima de ellos el president Quim Torra vea incluso una posibilidad de hacer pinza con la ANC y cambiar la velocidad de crucero del ejecutivo catalán.

El aniversario de la victoria electoral independentista, el 21-D, es a partir de hoy la nueva fecha del calendario marcada en rojo. Y, atención, las municipales de mayo pueden verse afectadas.