Pues no ha habido ni prevaricación, ni revelación de secretos, ni malversación de caudales públicos. Tampoco ha existido fabricación de pruebas para desacreditar a los dirigentes independentistas. Tampoco ha operado una policía política en el Ministerio del Interior activada contra rivales políticos. Lo primero lo sostiene la Fiscalía General del Estado después de analizar las denuncias presentadas a raíz de la publicación de las grabaciones de cuatro horas de conversaciones entre el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, y el ex director de la Oficina Antifrau de Catalunya, Daniel de Alfonso. Pero no sólo sostiene la Fiscalía que no hay delito sino que ni tan siquiera hay indicios para iniciar una investigación penal por preconstitución falsa de pruebas.

Si usted ha llegado hasta aquí es muy probable que la pregunta siguiente que se haga sea: ¿pero existen las cintas, no? ¿No eran unos dobles hablando en medio de un café y sin ninguna consideración y respeto con el Estado de derecho, verdad? Quédese tranquilo -si puede-, las cintas son reales. Pues todo esto que usted ha oído, los medios de comunicación han titulado -otros, también lo han escondido, ciertamente, y han preferido poner su conocida luz roja en quien lo denunciaba más que en el denunciado y actuar en consecuencia- y también ha provocado un revuelo político considerable, sí que existe. Es así lo quiera o no la Fiscalia que con su decisión puede fácilmente hacer creíble aquella frase que nunca debió ser pronunciada por un ministro del Interior y que en estas horas vuelven a emitir por radio y televisión: "Esto la fiscalía te lo afina, hacemos una gestión".

Todos los partidos españoles, con excepción del PP, han señalado en las últimas semanas que cuando se abra el Congreso de los Diputados pedirán la creación de una comisión de investigación para depurar responsabilidades. Obviamente, los partidos independentistas y nacionalistas también lo han avalado. En estos momentos, existen pruebas más que suficientes de un funcionamiento irregular de un Estado de derecho, que no sólo se basan en las grabaciones sino en declaraciones de comisarios hablando abiertamente de la "Operación Catalunya". Uno de los ataques conocidos más feroces contra la democracia no es bueno que quede en el olvido más absoluto.