El pasado 24 de junio, aún con la resaca de los imprevistos resultados del Brexit de la noche antes, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, el locuaz José Manuel García-Margallo, se presentó en los estudios de radio de Onda Cero en Madrid con una corbata española y al grito de Gibraltar español. "La bandera española está mucho más cerca de ondear en Gibraltar", redondeaba el ex ministro ante los micrófonos de Carlos Alsina. Esa era, en opinión de Margallo, la pírrica victoria del desastroso resultado del referéndum pero que, en opinión de Madrid, ponía nuevamente encima de la mesa la soberanía del Peñón.

Siempre Gibraltar. Madrid lleva mal la situación de la roca y sus medios de comunicación, sobre todo el ABC, peor. No ha habido ministro de Asuntos Exteriores español que no creyera que durante su etapa en el Palacio de Santa Cruz –fuera corta o larga– tenía que solucionar un conflicto diplomático que data del Tratado de Utrecht, en 1713. La primera propuesta formal de España data de 1966, con el ministro Fernando Castiella, y ya en democracia lo han intentado con más ahínco unos que otros. A destacar, Fernando Morán, Abel Matutes y Josep Piqué. Los dos últimos bajo la presidencia de José María Aznar, el último inquilino de la Moncloa que ha creído que podría cambiar las coordenadas internacionales de España y que quedó atrapado por su ilimitada vanidad y las mentiras de Bush y la guerra de Iraq.

Pero Gibraltar siempre enciende pasiones en la derecha española y ahora el equipo del ministro Dastis ha tratado de hacer una pinza a Londres con Gibraltar y con Escocia. En el caso del Peñón, alimentando la idea de que el Brexit devolverá la roca a España y con Escocia aceptando que España daría el placet para su entrada en la UE a una Escocia independiente. Más allá de que no está en el horizonte un Gibraltar español, al que por cierto se oponen rotundamente los habitantes de la roca, lo que Dastis no puede olvidar es que las mismas pasiones que despierta Gibraltar en Madrid las despierta en Londres. Quizás no tanto como para ir a la guerra, como ha destacado un exlíder del Partido Conservador británico, pero ardor patrio seguro que sí.

La primera ya se ha producido este domingo y el exministro Norman Tebbit ha escrito en Daily Telegraph que España juega con fuego. Y aseguraba que si él fuera primer ministro de Gran Bretaña le haría saber a Madrid que iba a invitar a Londres a los independentistas catalanes y también que podía llevar a la ONU la reivindicación catalana. ¿Quién dijo que la independencia de Catalunya no estaba en la agenda? ¡Ay esta estupidez de mirar Catalunya con las anteojeras que llevan los burros!