A menos de siete días de las primarias para elegir secretario general del PSOE, la presidenta andaluza, que se las prometía tan felices ya que tenía el aval de prácticamente toda la gerontocracia socialista que ha habido desde el inicio de la transición y de buena parte de las federaciones territoriales -empezando por la suya- tiene su elección en el alero. Y con ello, se quiera o no, parte de su carrera política ya que estas primarias socialistas no son fruto de una situación normal sino de una anomalía: el golpe de estado interno que sufrió el secretario general del PSOE el pasado mes de octubre y que acabó con el nombramiento de una gestora tutelada por la presidenta andaluza. De aquella jornada negra que acabó entre insultos y gritos debía surgir un liderazgo claro de Díaz, pero a medida que ha ido avanzando la campaña se ha podido comprobar que Pedro Sánchez ha necesitado de muy poco argumentario para que la votación se reduzca en estos momentos no solo a dos nombres propios sino a dos opciones políticas: la candidata del PP y el candidato de la izquierda.

Susana Díaz no consigue desprenderse de la etiqueta oficialista y del establishment y su modelo de campaña –menos fresca y con demasiado apoyo institucional– tampoco le ayuda. El electorado socialista, que no vota ya que la elección es cerrada a los militantes, es abiertamente partidario de Sánchez, según las últimas encuestas. En cualquier caso, el madrileño llega a la recta final en la mejor de las posiciones y aparentemente con más fuerza que su rival, que necesitará reforzar su condición de favorita en los días que faltan hasta el domingo 21. Sobre todo, porque no es seguro que el trabajo que le hacen desde fuera políticos y medios de comunicación la lleven en volandas a la secretaria general.

Como en una película de intriga por capítulos, las primarias socialistas tienen segunda vuelta en la moción de censura a Mariano Rajoy que prepara Podemos y Pablo Iglesias y que no cuenta con candidato a la presidencia del Gobierno. Gane quién gane las primarias, es más que probable que el PSOE no se sume a esta iniciativa. Pero ahí está para el día después sobre todo si el nuevo secretario general del PSOE es Pedro Sánchez. Ya se sabe que en esta legislatura la aritmética parlamentaria es sumamente difícil, como comprobó el PP para sacar adelante el primer trámite parlamentario de los presupuestos. La Cámara está partida en dos mitades y cualquier voto es bueno. El PDeCAT quiere estar en esta partida y de ahí la puerta abierta que ha dejado la consellera Munté a estudiarla. El referéndum sería el escollo para Podemos y mucho más para el PSOE. Aunque, por si acaso, Pablo Iglesias estará en la conferencia que pronunciarán en Madrid el día 22 Puigdemont, Junqueras y Romeva y que ha despertado tanta irritación en PP, PSOE y Ciudadanos.