El Govern ha vivido una semana digna de olvidar en medio del azote de una pandemia y abriéndose en canal ante la opinión pública. No ha sido edificante, ni responsable, ni mucho menos propio de unos socios maduros que en pocas semanas —faltan 85 días para las elecciones— pedirán el voto a los ciudadanos y se postularán como la mejor opción para gobernar Catalunya cuatro años más. Junts per Catalunya y Esquerra Republicana aseguran que se han dado una tregua y que esta vez sí será verdad que la batalla campal de estos últimos días entre los miembros del Govern para tratar de imponer su relato no se volverá a repetir.

En medio de esta guerra interna que oficialmente está aparcada, veremos durante cuántos días, este lunes Catalunya iniciará una lenta desescalada de comercios y espacios, cerrados desde hace varias semanas. El Govern considera que la evolución de las cifras de contagios permiten la reapertura gradual. Han bajado los infectados diarios (1.937), el número de muertos (44), el riesgo de rebrote (331) y el índice de contagio (Rt) a 0,76. También los ingresos hospitalarios han descendido (hay 2.060 pacientes ingresados), de los que 527 están en la UCI (12 menos que el viernes). Las cifras están lejos de ser tranquilizadoras pero es evidente que la evolución sigue una buena trayectoria desde principios del mes de noviembre.

Aunque se podrá discutir si las medidas de reapertura son las adecuadas y son suficientes —desde hace meses sucede algo así como con el fútbol: cada persona es, además de un entrenador en potencia, un médico y un científico— lo importante era dar el primer paso y salir del cierre total que había en muchos sectores de la economía. Ello hacía imperioso permitir algún tipo de ingreso para salir del bucle en el que estaban sectores tan importantes como la restauración, las actividades culturales y deportivas, los comercios o las salas de concierto.

Aunque el Govern ha establecido un calendario de cuatro fases, que se prolongará durante dos meses, la madurez de la ciudadanía, la respuesta ante las medidas y las cifras sanitarias acabarán teniendo mucho que decir a partir del 20 de diciembre. Si a ese momento el Govern llega en un estado de buena armonía ya será una buena noticia.